“Los usuarios son personas, seres humanos, no bolígrafos. Al final lo paga mi hijo, un gran dependiente, con un 95% de discapacidad. Y no me da la gana. Por lo menos con mi hijo no lo van a conseguir, ya estoy yo aquí para luchar”, asevera Josefina Iglesias, la septuagenaria que cuida a su hijo y tiene también un nieto con discapacidad y que, de nuevo, exige al Ayuntamiento de Cambre que la empresa concesionaria del servicio de ayuda en el hogar preste una atención adecuada a las necesidades. Hoy se plantará, de nuevo, ante la Casa del Concello para exigir mejoras.

“Me mandan a gente que no sabe. Mandaban un día a una persona y, al día siguiente, a otra. Les enseñé yo y tengo que estar pendiente. Y hoy [por ayer] después de dos lunes en los que asumí yo asear y levantar a mi hijo porque libraba la trabajadora, me dijeron que me iban a mandar a alguien y no vino nadie”, asegura Iglesias. “Mañana [por hoy] lo cojo y lo llevo conmigo y ya no espero a que venga nadie”, avisa.

Iglesias asegura que el personal que le mandan a casa no sabe colocar el material para la correcta recogida de la bolsa de orina. “Tienen auxiliares de geriatría. No tiene nada que ver con mi hijo”, explica. “No sé a cuánta gente enseñé ya. Estoy trabajando para la empresa a la que estoy pagando, yo, la Xunta y el Concello”, critica.

La cuidadora explica que, tras un periodo en el que se dio de baja del servicio por no ajustarse a las necesidades de su hijo, logró que atrasaran la hora de atención a las 10.30 h, como pedía. Pero han comenzado a adelantar su llegada hasta las 09.50 h, asegura. “Hay que ser serios”, zanja.