El Consello da Cultura Galega acogió ayer la primera sesión de las jornadas O Museo de Carlos Maside: un patrimonio cidadán, en la que participaron responsables públicos y expertos de los campos de la cultura y el derecho para abordar el pasado, presente y futuro de este centro pionero, a caballo entre el arte y la industria, que nació en los estertores del franquismo gracias al impulso de intelectuales en el exilio como Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane para recuperar la memoria histórica silenciada por la dictadura y rescatar y atesorar el arte de vanguardia gallega.

El Consello da Cultura Galega, la Universidade de Santiago y el Concello de Sada organizan estas jornadas, dirigidas por un grupo de especialistas preocupados por el deterioro de este centro pionero, que acoge una colección imprescindible para comprender el movimiento renovador y la plástica de vanguardia y que languidece a la espera de su declaración de un Bien de Interés Cultural. El Parlamento gallego acordó por unanimidad ya en 2010 una proposición del PSdeG para instar a declarar BIC este museo y en los últimos años el BNG ha presentado varias iniciativas en O Hórreo para apremiar esta declaración, “crucial” para garantizar la preservación de este centro, que permanece cerrado desde 2016. En los últimos años, el Concello de Sada ha aprobado también varias mociones para demandar esta distinción, que se hace de rogar a pesar del preocupante deterioro del conjunto.

La demora en blindar el Carlos Maside a través de esta figura de protección, a la que se opone el grupo empresarial Sargadelos al entender que supondrá un “cortapisas” para su actividad, acrecienta la preocupación de los expertos y llevó al BNG a convocar una concentración el pasado sábado frente al edificio.

El secretario xeral de Cultura, Anxo Lorenzo, anunció la inminente incoación del expediente BIC. El responsable autonómico comprometió además la colaboración económica de la Xunta para la rehabilitación integral de este “conjunto único” , como recoge el informe del Consello da Cultura Galega que ya en 2018 instaba su declaración como Bien de Interés Cultural. Anxo Lorenzo defendió que se trataba de un expediente complejo. “No fue fácil”, recalcó el responsable autonómico, que evitó fijar plazos para el BIC y la ejecución del proyecto de rehabilitación: “Queremos que sea cuanto antes, pero no depende solo de la Administración, hay muchos cuellos de botella, muchos nudos que deshacer. El BIC está muy avanzado, pero no voy a dar plazos porque no quiero incumplirlos después”, adujo.

Apertura de las jornadas del Consello da Cultura Galega

El portavoz de la Consellería de Cultura recalcó que la Xunta quiere implicarse en la apertura de un museo “con el máximo nivel de protección y en correcto estado de conservación”, pero incidió en la importancia de conjugar “los legítimos intereses de la propiedad [en alusión a Cerámicas do Castro], con el de las administraciones que se quieran implicar”. El alcalde de Sada, Benito Portela, comprometió también la colaboración económica del Concello y apeló a la importancia de poner “cuanto antes este patrimonio a disposición de la ciudadanía”. En la misma línea que los especialistas participantes, Portela defendió la importancia de ver el BIC como una “oportunidad” , dado que abriría las puertas a otras vías de financiación. Incidió además en que el BIC es compatible con la actividad industrial de Cerámicas do Castro y recordó que el PXOM de Sada cataloga desde 2017 este conjunto, lo que impone ya limitaciones de uso.

El portavoz del Gobierno gallego en estas jornadas admitió la “falta de la atención debida” con este conjunto patrimonial, extremo que atribuyó a las “vicisitudes económicas” que atravesó el grupo Sargadelos. Admitió que el edificio diseñado por Andrés Fernández “presenta problemas de conservación, especialmente por humedades” y que es preciso un proyecto de rehabilitación integral que permita además su adaptación a la normativa de accesibilidad. Sobre la valiosa colección artística que atesora el museo, Anxo Lorenzo desveló que la Dirección Xeral de Patrimonio había realizado este año un “reinventario” y detalló que hay depositadas más de dos mil obras. “Las piezas afectadas no llegan al 10% del total”, apuntó (en un comunicado posterior, la Consellería precisó que el deterioro afecta al 7% de las obras).

NUEVA FÓRMULA DE GESTIÓN

Los participantes en las jornadas celebraron los anuncios del secretario xeral de Cultura que, coincidieron, abren un rayo de esperanza, pero reclamaron más concreción. Algunas de las aseveraciones del responsable autonómico tampoco convencieron a los expertos, críticos con la demora en incoar el expediente de declaración BIC. La abogada Patricia Gabeiras, especialista en derecho de la cultura que intervino en representación del despacho Patricia Gabeiras & Asociados, contradijo a Anxo Lorenzo y apuntó que no es preciso recabar todos los informes para incoar el expediente BIC y que este trámite debería haberse realizado antes para que el Carlos Maside dispusiese ya cautelarmente del máximo nivel de protección. Esta jurista apuntó además a la necesidad de que los expertos concreten qué elementos debería abarcar el BIC y se mostró partidaria de que incluya también la fábrica, al entender que forma parte del espíritu original del proyecto y que la actividad industrial es compatible con esta figura de protección.

Esta abogada se pronunció en la misma línea que el Consello da Cultura Galega y abogó por crear una fundación que solvente las carencias del convenio suscrito en 1970 entre Cerámicas do Castro y el Laboratorio de Formas, que no llegó a tener entidad jurídica. Es, defendió, la figura que más próxima al espíritu original del proyecto y garantizaría la unidad en el futuro de esta comunidad de bienes y que este patrimonio no se privatice. El secretario general de Cultura, Anxo Lorenzo, cuestionó sus dudas, vaticinó posibles “problemas” y abogó porque se gestione a través la Fundación Sargadelos, a pesar de que la Xunta ya no forma parte del patronato.