La Inspección de la Consellería de Educación se comprometió ayer a realizar “un análisis exhaustivo e individualizado en cada centro”, tras las demandas de la comunidad educativa y el Ayuntamiento de Culleredo, según trasladó ayer el Gobierno local, después de una reunión entre la inspectora autonómica, Isabel García Vila, y la concejala del ramo, Jessica Méndez. El encuentro se celebró después de las denuncias desde varios centros cullerdenses por carencias al inicio de este curso, en especial, en la dotación de profesorado para necesidades educativas especiales. Al tiempo, ayer, familias y miembros de la comunidad escolar del Ría do Burgo llamaron, a través de redes sociales, a sumarse a una nueva protesta, impulsada por la plataforma Dereitos, non parches, que será a las 09.10 horas en el portalón inferior del centro. Piden también llevar globos inflados y atarlos en la verja del colegio en rechazo a la reducción de horas de apoyo educativo.

En el encuentro, la concejala trasladó a la inspectora los principales problemas que se han detectado desde el inicio del curso, sobre todo en lo concerniente a la escasa dotación de personal para poder atender al alumnado en materia de educación especial, como han denunciado las comunidades escolares de varios centros, reclamaciones que ha apoyado el Ayuntamiento. Los directores de los centros cullerdenses y el Concello coinciden en que “la Administración autonómica ha de analizar el tema con especial sensibilidad, atendiendo a la realidad social y no tanto a los informes técnicos basados en los números”.

El Gobierno local critica el “profundo desprecio” al que somete al Concello y las familias el delegado territorial de Educación, Indalecio Cabana, al no haber dado respuesta a la petición de concretar una reunión para tratar “un tema de vital relevancia para Culleredo”, incide. La inspectora de Educación se remitió al “catálogo” que marca la hoja de ruta de asignación de profesionales en este ámbito en cada centro para justificar los profesionales dotados. Méndez pidió a García Vila a que escuchase y se reuniese con los responsables educativos de cada centro para que le trasladen “de manera personal” la situación que se vive a diario, “a lo que se comprometió “de una manera total”, asegura el Ejecutivo local.

“Ante un inicio de curso caótico en el que se han puesto de manifiesto las carencias en materia de personal de educación especial, urge hacer un esfuerzo por parte del Gobierno autonómico para cambiar una situación de la que dependen más de una treintena de alumnos”, insistió Méndez.

La comunidad escolar del Ría do Burgo continúa en la lucha contra los recortes en educación, en especial, de personal de apoyo a necesidades educativas especiales. Se suma a la convocatoria de Dereitos, non parches que hoy llegará a más centros de la comarca y que propone atar globos a la entrada de los centros “para denunciar la reducción de profesorado, que perjudica especialmente al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo”. La manifestación se celebrará a las 09.10 h en el portalón inferior, por el que entran y salen los niños de Educación Infantil. Los convocantes repartirán silbatos y pancartas. Al tiempo, la comunidad escolar del Ría do Burgo reúne firmas en la plataforma Change.org en una iniciativa que suma ya cerca de 1.700 apoyos.

“Nos sentimos abandonados. Es superinjusto”

“Mi hijo hablaba muy poquito y, lo poco que hablaba, no se le entendía. Empezó el año pasado con A. L. (Audición y Lenguaje), cuatro horas a la semana, y el cambio fue brutal. En verano se ha estancado”, asegura Esther Montes, madre de un pequeño de tres años con un retraso en el habla que este curso, según le ha advertido el personal del centro, se quedará con solo una sesión semanal de apoyo específico. “Y como mi hijo no es de los que están peor, igual se quedaría fuera porque, del tiempo que haya, darán preferencia a los niños que más lo necesiten”, teme la madre. Montes, igual que muchas familias de alumnos, advierte de las posibles consecuencias de los recortes en las horas de atención a niños con necesidades educativas especiales, aunque no sean los casos más graves. “Mi hijo todavía habla un poco peor que los niños de su edad. Fue la profesora, del Sofía Casanova, la que lo notó, al inicio del curso pasado, y nos propuso llevarlo a A. L. Ahora, si se queda sin atención especializada, puede sufrir un retroceso; en verano se quedó un poco estancado. Si este año tuviese la ayuda que tuvo el año pasado, seguiría avanzando un montón en el tema del lenguaje”, apunta su madre. “Nos sentimos abandonados y a mí me parece superinjusto. Envié un correo a la Consellería de Educación y no tuve respuesta y la comunidad escolar contactó con la Xunta. Estamos intentando llamar a todas las puertas posibles a ver quién nos puede ayudar”, comenta Montes. “Intentamos que nuestros hijos tengan una educación pública, que es lo que merecen”, zanja la madre.