Unos restauradores acudieron hace dos años a estudiar el retablo barroco de San Pedro en la iglesia de Santa María do Azougue en Betanzos para ver cómo rehabilitarlo ya que no estaba en buen estado. Al mirar en la parte trasera, donde están la sujeción de la pieza, vieron que había termitas pero también observaron otra cosa: unos relieves labrados en piedra. Al iluminar bien la zona descubrieron que existía un arcosolio, del que se desconocía totalmente su existencia. Arcosolio viene de arcus y solium, palabras latinas que significan sepulcro y arco, un lugar de enterramiento que utilizaban personajes notables.

Arcángel y Virgen María del arcosolio. | // L.O.

La restauradora Milagros Martínez, integrante del equipo que descubrió el sepulcro oculto, señala que se desconoce totalmente “la identidad de la persona que lo albergó”. La Consellería de Cultura, casi dos años después de este descubrimiento, ha sacado a contratación por 76.313 euros la restauración de todo el conjunto, tanto el retablo de San Pedro, que será reubicado dentro de la iglesia, como la rehabilitación del desconocido arcosolio. Cuatro estudios de arquitectura se han presentado a este contrato.

En su informe Milagros Martínez asegura que se desconoce para quién se realizó este sepulcro, que tiene uno de sus frentes labrados, y cuándo se hizo. Apunta que pudo realizarse entre la fecha de terminación del templo, 1447, o durante su construcción, pero en todo caso sería de la primera mitad del siglo XV.

El arco tiene decoración con motivos circulares, puntas de diamante y vegetales. Cuenta con ménsulas antropomórficas que sostienen semicolumnas con capiteles que representan aves. Se muestra una anunciación, una Virgen con un libro abierto y un arcángel San Gabriel, muy similares a los existentes en el sepulcro de Santo Domingo de Ribadavia. La experta destaca que el tema de la Anunciación es un sello distintivo de las iglesias financiadas por Pérez de Andrade, como la de Santa María do Azougue.

Este arcosolio requerirá un estudio pormenorizado para intentar averiguar su origen pero también requiere de una rehabilitación para quitarle todos los elementos aplicados a posteriori, entre ellos varias capas de mortero de cal, que ocultan restos de policromía, e incluso cemento. En una zona existe una acumulación de cascotes y otros restos. Después de desescombrar, limpiar, quitar el cemento y la cal y sanear, se recuperarán los fragmentos de pintural mural policromada que podrán dar pistas del misterioso arcosolio y su origen.

La restauración licitada por la Xunta incluye la rehabilitación del retablo de San Pedro (que ocultaba detrás el arcosolio), que está en muy mal estado y que sufrió la “desafortunada intervención de comienzos del siglo XX”, cuando se desmontaron tres retablos y se recortaron (no se sabe qué fue de los otros dos). Esta pieza hoy tiene carcoma, elementos procedentes de otros retablos, le faltan algunas piezas, tiene mucha suciedad, filtraciones y humedad, oxidación del barniz, etc. Después se trasladará unos metros porque no es su ubicación original.