Libros, debates y cafés que crean clan
Conocer nuevas obras y forjar relaciones humanas, claves de los clubes de lectura de Cambre

Participantes en el club de lectura de la biblioteca central de Cambre, este viernes. | // ARCAY/ROLLER AGENCIA / Sara Vázquez
“Es un lujo, por varios motivos”, asegura una de las integrantes más veteranas del club de lectura de la biblioteca de Cambre, Maru Pastur, sobre los encuentros quincenales a los que acude desde hace 12 años. Solo dos más, 14, tiene la iniciativa, impulsada por la entonces bibliotecaria del Concello cambrés, Ángeles Roca, apunta la coordinadora de los clubes, Alicia Longueira . Las sesiones para compartir y debatir sobre lecturas comunes, que se trasladaron al formato online por la pandemia, se reanudaron de forma presencial la semana pasada en el caso del grupo de la Biblioteca Central de Cambre, donde se celebra los miércoles, y este lunes en el club de O Temple. El grupo cambrés tiene completas las 15 plazas disponibles —13 de ellas por mujeres— y cuenta con lista de espera y el de la biblioteca Os Templarios, de O Temple, está casi completo.
Animarse con obras a las que una misma no echaría el ojo es una de las ventajas que Pastur ve en formar parte del club de lectura. “Como lectores, tenemos tendencia a leer a autores que nos gustan, como puede pasar con la ropa o con la música. En un club vas a leer cosas que ni siquiera se te habían pasado por la cabeza y eso te abre muchas puertas”, asegura Pastur. “Además, te hablan de personajes que a ti te pasaron desapercibidos y que para otra persona son fundamentales”, reflexiona. “Y otra cosa: sin quererlo, nos desnudamos. Un psicólogo se moriría de risa. Cuando estás juzgando una situación o un personaje, estás juzgando desde tu punto de vista. Te desnudas en una opinión. En un día no, pero cuando llevas un año, dos, sabes cómo piensa o siente cada cual. Donde tú ves un personaje malvado, otro ve uno justo”, comenta la lectora.
La “relación humana” que se establece es también para Pastur “importantísima”. “Nos respetamos y nos queremos muchísimo. Hemos llegado a ser un clan”, sostiene. Al punto de que, cuenta, en los meses de verano, cuando se suspenden las sesiones del club impulsadas por el Concello, los integrantes las celebran por su cuenta. “Hace años que realizamos pícnics literarios en el río, con mantel, limonada, café, tarta y sombrero. ¡Y a analizar el libro!”, explica y recuerda que, durante los meses en los que los debates se realizaron online por el coronavirus, se echó de menos el contacto humano y los cafés y tartas que comparten también en las citas en la biblioteca.
Los beneficios de compartir los mundos que se descubren en los libros llegan incluso a aliviar situaciones personales complicados. “Hace unos años, en un momento personal difícil, me ayudó mucho el club de lectura. Lo recomiendo”, comparte Pastur.
“Son una actividad muy grata y muy amena”, asegura Alicia Longueira. “Vamos alternando literatura gallega, española, traducciones... de todo”, explica la coordinadora, que celebra la diversidad de gustos y perfiles entre los miembros de los clubes. Esta temporada comienza en Cambre con La madre naturaleza, de Pardo Bazán, y con El libro de arena, de Borges, en O Temple.
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