“Hasta que haya un muerto no se hace nada. Un coche se empotró el otro día contra ese muro, hace un tiempo otro junto a esa casa”, explica Susana Zapata mientras señala la zona junto a una de las tres paradas de autobús de la carretera autonómica AC-173 en el tramo entre Santa Cruz y Arillo, en Dorneda. Junto a ella, medio centenar de vecinos y niños que acaban de bajar de uno de los autobuses escolares poco después de las dos de la tarde. Sobre la acera exhiben una pancarta: Paso de peóns xa. Los residentes en esta zona, donde se ubican los núcleos de O Couto y A Proba, ya han reunido más de un centenar de firmas que presentarán ante la Xunta para que atienda una demanda histórica: mejorar la seguridad vial en este tramo reduciendo la velocidad de 70 a 50 kilómetros por hora e instalando pasos de peatones a la altura de las paradas.

Recta entre Santa Cruz y Arillo donde piden bajar velocidad y pasos peatonales. | // I.R. M. V.

“Mi hijo tiene 23 años y cuando era pequeño ya los vecinos presentamos escritos ante la Xunta y la Diputación, pero nada”, añade Susana. Este tramo de carretera es un kilómetro de recta y en sentido Santa Cruz además existe una pendiente que hace que los vehículos circulen a gran velocidad, haciendo muy difícil cruzar esta vía, sobre todo a las personas mayores y a las madres y padres que llevan a los niños a la parada del bus escolar, sobre todo ahora que existe poca visibilidad a primera hora de la mañana. “Ahora aquí bajan seis niños, dos de ellos de tres años. En la parada de enfrente otros tantos. Con dos niñas de la mano te cuesta cruzar”, destaca Lupe Concepción.

En este tramo de un kilómetro existen tres paradas de bus (en cada sentido), pero solo una tiene enfrente un paso peatonal, en la entrada al núcleo de Santa Cruz, al ser ya urbano, con la velocidad limitada a 50. En las otras dos, paradas en el cruce con las rúas A Proba y O Couto y en la que está junto al cementerio de Dorneda, no existe paso peatonal. De esta forma los residentes tienen que arriesgarse y cruzar esquivando los vehículos o dar un gran rodeo hasta llegar al primer paso de peatones y luego volver hacia atrás. En estas paradas bajan alumnos de los colegios Parga Pondal, Luis Seoane y Cristo Rey, además del instituto María Casares.

“Hace unos años hubo un paso de peatones frente al cementerio, donde está una parada, y había límite de velocidad a 50, pero lo quitaron al poco tiempo y de nuevo pusieron a 70, no entendemos por qué”, resalta Susana. “Aquí ahora vive muchísima gente, no son solo las casas al borde de la carretera, son todas las que están detrás, y los coches pasan a unas velocidades que tiemblas. Este cruce con A Proba además es peligrosísimo, hay golpes entre coches a dos al día, porque ponen el intermitente en el último momento y se lo comen”, señala Lita.

Los vecinos anuncian que ahora no se detendrán, que se manifestarán cada semana hasta que se mejore la seguridad vial en este tramo de carretera.