La empresa Green Capital Power, con sede en Madrid, ha remitido al Ministerio para la Transición Ecológica el proyecto para construir una central hidroeléctrica reversible en el lago de As Encrobas, en Cerceda, para su evaluación ambiental. El coste de esta infraestructura asciende a 388 millones. La empresa defiende que esta iniciativa “solucionará los problemas ocasionados por el cierre” de la central térmica de Naturgy, “como son la pérdida de puestos de trabajo y la despoblación”.

Una central reversible transforma la energía potencial del agua en electricidad, como en cualquier salto hidroeléctrico tradicional, y además, como novedad, tiene la capacidad de hacerlo a la inversa, es decir, la suben a un embalse superior consumiendo electricidad para ello.

En el caso de la instalación prevista en Cerceda, utilizará como depósito inferior el propio lago y como depósito superior, una balsa de nueva construcción que se ubicará en las proximidades. Al llenar la balsa superior, el lago sufrirá una bajada de nivel que dependerá del volumen que se traslade, aunque el agua regresará a su origen al completarse el ciclo. Parte de la línea de evacuación y depósito de tierras limpias se encontrará en Carral.

El lago dispone de una capacidad de 148 hectómetros cúbicos, de los cuales se utilizarán 3,8 para el uso hidroeléctrico, que se emplearán en un circuito cerrado, de tal forma, que el caudal de agua bombeado al depósito superior será desplazado al mismo lago de As Encrobas. El proyecto recoge que se “ha estudiado este volumen de tal manera que no afecte significativamente a los otros usos que se le dan al lago”, siendo compatible con el uso recreativo en la playa artificial.

La infraestructura de la central se situará en las proximidades de la playa artificial, donde se tomará el agua, y la balsa superior estará cercana a la urbanización del Monte Xalo.

En mayo abrió al público el lago de As Encrobas tras desarrollarse el proyecto de llenado de la mina durante cerca de un decenio y ser entregado a Augas de Galicia. Naturgy desarrolló la obra, que contó con una inversión de 60 millones de euros, y que recupera el espacio afectado por la actividad minera con la creación de un lago de 2,2 kilómetros de longitud y un kilómetro de anchura (171 hectáreas) en el antiguo hueco de la mina, y la reforestación de los terrenos y de los depósitos de estériles de mina. Ahora, según Naturgy, se ha creado “un gran espacio protegido de biodiversidad que supondrá un impulso al desarrollo económico, turístico y ambiental.