El Concello de Oza-Cesuras ha adjudicado por 565.156 euros la primera fase de la rehabilitación del antiguo sanatorio de tuberculosos de O Paraxón, un edificio diseñado en 1920 por Rafael González Villar, que nunca llegó a tener uso y que se encuentra en avanzado estado de ruina. Esta edificación catalogada fue incluida ya en 2007 en la Lista Roja del Patrimonio de Hispana Nostra y, tras décadas de promesas incumplidas, la Xunta y el Ayuntamiento han firmado un convenio de colaboración para acometer su rehabilitación para “su puesta en funcionamiento como reclamo turístico y cultural”, según detalla el pliego de condiciones.

Estado de una de las dependencias interiores

Los trabajos salieron a concurso por 571.457 euros y han sido adjudicados a Carpintería Ramón García por 565.156 euros, al considerar la mesa de contratación que su oferta era la más ventajosa de las cinco presentadas. La obra incluye la instalación de la cubierta del cuerpo principal y de la planta segunda; la “recuperación del acabado de la envolvente de la edificación” y obras de acristalado y carpintería. El pliego detalla que en fases sucesivas se ejecutarán las nuevas soleras y el acondicionamiento de los espacios interiores.

La recuperación del antiguo sanatorio antituberculoso fue prometida en 2012 por la Xunta como “premio” a la fusión de Oza dos Ríos y Cesuras. En aquel momento, el Gobierno gallego apuntaba a su posible conversión en una residencia para la tercera edad, cifraba las obras en 1,2 millones y llegó a difundir el plano del anteproyecto de recuperación y ampliación de esta edificación para usos asistenciales. Esta idea parece totalmente descartada. La Xunta y el Concello fusionado hablan ahora de usos culturales y turísticos, sin entrar en detalles. La Consellería de Turismo sostiene que será una “pieza clave en la configuración de la oferta y demanda del patrimonio, actuando como foco de atracción de visitas” y “parada obligatoria de peregrinos, turistas, visitantes y vecinos de la comarca”. En el pliego, el Concello de Oza-Cesuras, que en 2015 se planteaba convertir el sanatorio en una escuela de hostelería, apunta ahora que el objetivo que se marca es que, una vez rehabilitado, este antiguo sanatorio “funcione como testimonio de ideas, hechos y situaciones del pasado” y permita “recuperar la coherencia original de la visita de un entorno incomprensible sin la retroalimentación de ambas partes. En la memoria, apela a la posible realización de visitas programadas y a otras fórmulas de “explotación turístico-cultural” para “aportar nueva vida a la zona”.