La Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo y la Cátedra Hijos de Rivera-UDC (Universidade da Coruña) de Desenvolvemento Sostible colaboran en un estudio para contribuir a que el río Barcés y su bosque de ribera funcionen como “un corredor ecológico” que conecte dos espacios de interés ambiental, el embalse de Cecebre y la laguna de Meirama, y que contribuya a la calidad del agua que discurre por él y que se consume en el área de A Coruña, que suma cerca de 450.000 habitantes.

El trabajo, que tiene vocación de continuidad, parte de la base de que “existe una relación directa entre el estado del bosque de ribera y el estado del medio fluvial, la calidad del agua y las comunidades faunísticas asociadas”, por lo que toma al bosque como “indicador de salud”. Los investigadores doctores de la UDC María José Servia y Jaime Fagúndez han estudiado y evaluado el estado ecológico del bosque de ribera del Barcés. En su primera fase, el proyecto ha dado ya resultados concretos: la proposición de medidas para de mejora del espacio natural. Los investigadores apuestan por la restauración pasiva por regeneración natural en áreas con un nivel medio de degradación y por medidas de reforestación en zonas que se encuentren muy degradadas.

Para las siguientes fases del proyecto, resultará “indispensable” la colaboración con los propietarios, la educación y la implicación de la sociedad, detallan la Reserva y la UDC. Apuntan que el trabajo camina hacia la mejora del estado de bosque de ribera del Barcés para lograr los beneficios que puede aportar a corto plazo y “para las generaciones futuras”.

El estudio identificó diferentes problemas asociados a los usos del suelo del entorno del río. Las labores agrarias y el uso de maquinaria agrícola limitan el desarrollo del bosque, acumulan materia vegetal y provocan la entrada de especies ruderales y arvenses (malas hierbas), explican las entidades. En las áreas de prado, también se ve afectada la extensión del bosque, la composición florística y la estabilidad de las márgenes por el acceso frecuente de animales, precisan. En zonas de contacto con repoblaciones forestales, el bosque se ve afectado en su naturalidad y se registra la aparición de especies exóticas invasoras. En otras zonas con mayor uso humano se observan transformaciones por ajardinamiento del río y problemas asociados a la eliminación del bosque por las infraestructuras, trasladan las entidades que amparan el proyecto.

La sustitución por cultivos agrícolas o forestales, la transformación de los lechos, la presión por la construcción de infraestructuras, la contaminación y la introducción de especies invasoras son, señala el estudio, los principales elementos que afectan al os bosques de ribera. Estos espacios naturales, explican las instituciones, son “formaciones naturales ligadas a los ríos” que sirven de “refugio” a “una gran variedad de fauna y flora específica”, que proporcionan alimento y energía y actúan como filtro de sedimentos y sustancias químicas. Además, aseguran la estabilidad de los márgenes, de modo que ayudan a disminuir la erosión por la acción de la corriente; actúan como freno frente a las crecidas del río, retienen los sedimentos, recargan los acuíferos y funcionan como regulador del microclima del río, lo que impide el calentamiento excesivo del agua, detallan. La Reserva y la UDC reivindican también el “gran valor paisajístico, recreativo y cultural” del bosque de ribera.

“Sin el bosque, las márgenes de los ríos carecen de un elemento protector y regulador esencial para muchas especies sensibles y procesos ecológicos que tienen lugar bajo su refugio. La presión ejercida por el ser humano puede limitar la presencia del hábitat de bosque y reducir su calidad, afectando a los servicios ecosistémicos que aporta”, trasladan la Reserva y la UDC.

El proyecto incide en los importantes beneficios para la calidad del agua que se suministra al área de A Coruña que supondría mejorar la calidad del corredor ecológico entorno al Barcés. El río es uno de los principales afluentes del río Mero, junto al que conforma el embalse de Cecebre, Espacio Natural Protexido, integrado dentro de la Rede Natura 2000, “La importancia de este recurso demuestra la necesidad de realizar un adecuado manejo de esta cuenca hidrográfica y, en particular, del bosque de ribera”, defienden.

“La protección de un sistema sensible necesita un buen conocimiento de los elementos y procesos que lo conforman, y por esta razón se establecieron una serie de indicadores específicos, así como una clasificación de impactos sobre el ecosistema del bosque”, explican. A partir de la información alcanzada mediante cartografía ambiental e indicadores, se definen las posibles medidas de conservación.