A la comarca le cuesta deshacerse de sus zombies urbanísticos, esos complejos residenciales gestados en plena fiebre del ladrillo que el estallido de la burbuja dejó a medio construir. Edificios inacabados embargados por los bancos que buscan una segunda vida en el mercado inmobiliario. Las ofertas, en algunos casos, se hacen de rogar.

Edificio Mandeo 50, en Betanzos. | // LA OPINIÓN

Un caso emblemático lo constituye el Mandeo 50, en Betanzos, la mole de ladrillo con más volumen y altura del permitido y un importante impacto visual en el entorno del río, que salió a la venta en 2019 por 427. 800 euros. El edificio, con 41 viviendas, 109 trasteros y 83 plazas de garaje, se oferta ahora por 372.000 euros. La inmobiliaria admite la existencia de ciertos problemas legales: “ la edificación ejecutada no se ajusta completamente a la licencia de obras por lo que existen varias órdenes de paralización del Ayuntamiento de Betanzos”, recoge el anuncio.

Este edificio, paralizado desde hace una década, ha provocado más de un quebradero de cabeza al Concello. También a los residentes en la calle Mandeo, que alertaron durante años de riesgos derivados del estado de abandono del inmueble y de incursiones nocturnas de jóvenes.

Estructura de la calle Pardiñeira, en Miño. A. P.

Los vecinos de la calle Pardiñeira, en Miño, saben también lo que es convivir con una obra paralizada sine die. El Edificio Praia da Riveira, anunciado en su día como destino de veraneo, lleva años abandonado y fue saqueado por completo. El inmueble, con 14 viviendas, se anuncia ahora como una “oportunidad para inversores”. El precio, 366.800 euros.

Otro de los esqueletos que la fiebre del ladrillo dejó en este pueblo que intenta sacudirse el sambenito de destino vacacional está situado en pleno centro: en la calle Carreira. El banco oferta la estructura por 488.000 euros.

El revulsivo de Costa Miño

Las ofertas a la baja de los bancos y la pandemia supusieron un importante revulsivo para la macrourbanización de Costa Miño Golf. La construcción se ha reactivado en la macrourbanización de Martinsa-Fadesa, paradigma del estallido de la burbuja inmobiliaria. En el último año se han vendido buena parte de las parcelas que ofertaba la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) y un promotor adquirió hace unos meses los últimos esqueletos de titularidad privada de esta macrourbanización. Un resurgir que anima ahora a las inmobiliarias.