Pronto se cumplirá una década del anuncio de la fusión de Oza dos Ríos y Cesuras, la alianza que agitó durante un tiempo la vida de estas pequeñas poblaciones rurales, que prosperó con los únicos votos del PP, sin referéndum, pese a la demanda vecinal de una consulta, y sin un plan de viabilidad que resista el paso del tiempo.

El borrador del documento que unificará el urbanismo del ayuntamiento fusionado, a evaluación ambiental, reaviva ahora los temores de los residentes en el antiguo territorio de Cesuras, el más rural y envejecido, que manifestó desde el principio su temor ante un proceso en el que veían una absorción velada: el pez grande devorando al más pequeño.

El PXOM aboga ahora por un modelo “centralista” que delimita un único centro urbano en Oza, “en detrimento del de Cesuras”, y prevé un crecimiento cara al norte, hacia Betanzos. Más allá de esta visión estratégica, el plan general enfría las alegres previsiones que alumbraron la fusión y dibuja un futuro que en poco se asemeja al que planteaba el plan de viabilidad.

Del “territorio de máximo interés para vivienda estable” al “estancamiento”

La fusión de Oza dos Ríos y Cesuras alumbró un municipio de 5.275 habitantes repartidos en más de 151 kilómetros cuadrados y más de trescientos núcleos. El plan de viabilidad de esta unión pionera, la primera en Galicia en 45 años, que los políticos llegaron a equiparar con la “boda de los reyes católicos”, preveía que por su dimensión y ubicación “estratégica”, El concello fusionado sería un imán para atraer población: “un territorio de máximo interés para vivienda estable”, afirmaba. Contribuiría a ello la “imagen de marca” de Oza-Cesuras, que “traspasaría las fronteras provinciales, autonómicas y hasta nacionales, convirtiéndose en un sinónimo de visión de futuro y generosidad”. El PXOM plantea unas expectativas mucho menos alentadoras. El documento no prevé demanda de nueva vivienda y llama la atención sobre el importante porcentaje de casas vacías, especialmente en Cesuras, “que casi duplican las existentes en 2001 (cerca de la quinta parte de su parque residencial). El documento constata la “tendencia al estancamiento” de Oza-Cesuras, con tasas de natalidad “muy bajas” (5,7%) y “muy elevadas” de mortalidad (12%) y una pérdida progresiva de población, que se sitúa en 5.170 habitantes según los últimos datos del padrón, muy cerca de los 5.000 habitantes, el límite de viabilidad que establecía el proyecto de fusión (aunque el Concello avanza que se ha producido ahora un repunte por la pandemia).

De polo industrial a constatar una “baja” actividad

El plan de viabilidad de la fusión vaticinaba un futuro industrial efervescente, con chispa, la que traería un centro de logístico de Coca-Cola que no llegó a instalarse y una planta de biomasa de Ence que se anunció durante la fusión y de la que nunca más se supo: “Oza-Cesuras se convertirá en un municipio del máximo interés para el asentamiento de actividades económicas”, presagiaba el documento en el que se asentó la fusión. Ese “indubidable atractivo” no tiene su reflejo en el PXOM, que mantiene los dos suelos industriales actuales y vaticina que serán “pequeñas industrias y actividades las que requerirán suelo” dado que la actividad se concentra en Curtis y Betanzos. Detalla que los terrenos que se recalificaron en 2012 para Coca-Cola siguen vacantes y que el otro polígono, el de A Boquela, aprobado en 2006, “está ocupado solo por una nave”, y plantea “establecer mecanismos para fomentar las actividades productivas”.

El BNG llamó ayer la atención sobre las conclusiones poco alentadoras que recoge el PXOM: “Confirman lo que llevamos años advirtiendo y contradice todo el discurso del PP”, resume Estefanía Busto. La formación denuncia además el hecho de que el borrador del plan general "no reserva apenas suelo para nuevos equipamientos, a pesar de que el Concello no presta servicios obligatorios para concellos de más de 5.000 habitantes, como es el caso de la biblioteca pública".