Sobre el asfalto de la carretera AC-173 entre Santa Cruz y Arillo, en el cruce de O Couto, quedó dibujado con tiza blanca el perfil del cadáver atropellado de la niña Rosaura, con manchas rojas alrededor. “La atropellaron ayer y hoy la enterramos”, señaló una vecina integrante de la comitiva fúnebre que ayer participó en el sepelio. En un pequeño féretro blanco con su corona de flores, la niña fue transportada en un carrito tirado por el vehículo para personas de movilidad reducida conducido por otra vecina. Detrás iba el cura y el alcalde. Solo faltaba, como en todos los actos oficiales que se celebraban antiguamente, el cabo de la Guardia Civil. Pero hubo varios agentes de Tráfico que con toda amabilidad ayudaron a que la procesión se realizase con la máxima seguridad, ya que fueron unas ochenta personas las que desfilaron por un carril de la carretera, por lo que hubo pequeñas retenciones.

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Residentes en O Couto en Oleiros escenifican una procesión fúnebre por una muerte por atropello en la carretera para pedir un paso peatonal Casteleiro | Roller Agencia

“Ya no sabemos qué más cosas quiere la Xunta que hagamos los vecinos de O Couto para que nos escuche. Además de este Entroido reivindicativo seguiremos movilizándonos hasta que pongan el paso de peatones y se reduzca la velocidad”, destacó Lupe Concepción, residente y portavoz de los vecinos de este núcleo, y ayer también una de las integrantes de la comitiva fúnebre que seguía al ataúd donde descansaba una muñeca de niña con la cabeza vendada y el rostro amarillo-verdoso.

“Ay Rosaura, pobre niña”, “hija única”, “se fue en lo mejor de la vida”, “nuestra querida vecina, que Dios te tenga en la Gloria y la Xunta te ayude, amén”, cantaron los integrantes de la procesión a lo largo de la carretera, inventando sobre la marcha la biografía de la pequeña atropellada. En la procesión hubo muchas plañideras que, de negro y con velo, se secaban las lágrimas y cantaban la pena por la muerte de la pequeña, arrollada porque no hay paso de peatones en esta vía autonómica por donde los vehículos pueden circular a setenta kilómetros por hora.

Niños y perros integraban la marcha, disfrazados, desde brujas a demonios. Una vecina estaba caracterizada como recién atropellada, con una pierna vendada y manchada de sangre, caminando con solo una zapatilla y su vestido blanco con las marcas de las roderas de un coche que le habría pasado por encima.

Entre las plañideras algunas se sabían la liturgia en latín y no faltó el Kyrie Eleison y las peticiones al cura de que diese “un responso”, aunque solo se había traído, en lugar del misal, un libro de anatomía.

“Ya estamos desesperados pero no pararemos. No pedimos un capricho. Hay muchas vías autonómicas que tienen pasos de peatones, ¿creen de verdad que aquí no hacen falta? Los vecinos estamos invirtiendo tiempo y esfuerzo en pedir algo tan sencillo como poner una señal a 50 y pintar un paso de peatones para cruzar los escolares y los mayores con seguridad. El informe de la Xunta sobre esta vía debieron de hacerlo mirando por Google Maps, si estuviesen aquí una hora verían el peligro”, destacó Concepción.