La Opinión de A Coruña

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Oza-Cesuras: diez años de la fusión ‘cobaya’ del PP de Galicia que fracasó como reclamo

Las promesas incumplidas agrian el aniversario del anuncio de la alianza con la que Feijoo aspiraba a revolucionar el tablero municipal y que los vecinos siguen sin notar a pie de calle

Un cartel del ya extinto Concello de Oza dos Ríos a la entrada del municipio fusionado. | // LA OPINIÓN

Cambiar todo para que nada cambie. La máxima de El Gatopardo podría haber servido de lema a la fusión de Oza dos Ríos y Cesuras. Diez años después de que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, alterase la apacible vida en estos pueblos con el anuncio de la alianza con la que aspiraba a revolucionar el tablero municipal gallego, todo sigue más o menos igual.

De izq. a dcha., Alfonso Rueda, Pablo González, Alberto Núñez Feijoo, Julián Lucas y Diego Calvo en el anuncio de la fusión de Oza dos Ríos y Cesuras XOAN ALVAREZ

Al menos, esa es la impresión generalizada de los vecinos consultados durante los últimos días por este diario, que en su mayor parte prefieren mantenerse en el anonimato. “Estamos como estábamos”, resume una mujer mientras charla con unas vecinas en la plaza del Ayuntamiento de Oza. Sus amigas asienten.

A pie de calle, son mayoría los vecinos que niegan con la cabeza cuando se les pregunta si han notado algún cambio con esta alianza.

- “Yo no noto nada, sigue todo más o menos igual, seguimos con dos concellos, los dos colegios, los dos centros de salud... creo que lo único nuevo fue la guardería” -comenta un joven en un bar del centro de Oza en alusión a la escuela infantil anunciada meses antes de la fusión.

- “Nosotros seguimos igual, se puede notar en subvenciones y puede que haya más obras de aglomerados”, comenta un taxista.

La fusión no se nota en el día a día, pero tampoco molesta en el antiguo territorio de Oza dos Ríos, el más dinámico, donde se concentran bares, comercio y servicios. Los residentes dicen echar en falta nuevos equipamientos, especialmente un centro de día o una residencia, pero los auténticos problemas, comentan, son otros, como la feroz competencia de las grandes superficies, destaca una comerciante que bajará en breve la persiana de su negocio.

El Concello mantiene los dos consistorios, dos normas urbanísticas y concejalías repartidas por territorios

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A la hora de hacer balance, la fusión arroja luces y sombras. Es cierto que no se han cumplido los negros augurios que presagiaban la total desaparición de los servicios de Cesuras, el pueblo más pequeño y envejecido, y también lo es que el PP, el único garante de la fusión se ha mantenido como lista más votada.

La suma de los dos concellos permitió a Oza-Cesuras subir un escalón tributario al sumar en el año 2013 5.275 habitantes, lo que se traduce en más ingresos y transferencias. Y el Concello dio pasos además para unificar ordenanzas y reducir la plantilla para eliminar “duplicidades”.

La situación actual en poco se asemeja con todo a ese brillante porvenir que dibujaba el proyecto de la fusión, que preveía un importante incremento de población, el desembarco de empresas , un lluvia de ayudas y nuevos equipamientos.

Oza-Cesuras no ha logrado revertir la tendencia a la caída poblacional en el rural. Según los últimos datos oficiales, hay 5.130 empadronados, aunque el alcalde, Pablo González, avanza que se ha registrado un importante repunte por la pandemia, un balón de oxígeno que les aleja, aunque sea temporalmente, del precipicio de los 5.000 habitantes, de ese “pelotón de los concellos de tercera” que pretendían dejar atrás.

El ahorro de hasta 70.000 euros en gasto político que estimaba el proyecto de fusión no se cumplió ni de lejos. Con la fusión, se pasó de 22 ediles a 13, pero el nuevo Concello renunció a esa proclama de austeridad al elevar el máximo que permite la ley el sueldo del regidor y fijar además dedicaciones para dos ediles.

Los dos grandes “premios a los valientes”, la residencia en el antiguo sanatorio de Cesuras y la supresión del talud de Oza, tampoco se han cumplido. Y Ni Coca-Cola ni Ence, las dos empresas en la que los gobernantes fiaban ese futuro efervescente, han hecho acto de presencia.

La sensación de que “todo sigue igual” la acrecienta el hecho de que el concello fusionado mantiene las dos casas consistoriales, la antigua cartelería de los pueblos, dos normativas urbanísticas independientes..., Incluso las concejalías están duplicadas: cuatro para el ámbito del antiguo municipio de Oza dos Ríos y otras cuatro con los mismos cometidos para el territorio de Cesuras, como detalla el Boletín Oficial de la Provincia que da cuenta del acuerdo de organización aprobado al inicio de este mandato.

Que todo iba a seguir igual fue precisamente el mantra que repetía el alcalde del pueblo más pequeño, Cesuras, para intentar tranquilizar a la población, que se enteró por la televisión de una alianza y que demandó sin éxito un referendo.

-“Aquí lo que se notó fue la pandemia, empezaron a llenarse las casas vacías, pero la fusión, psss...” -resume un residente cerca del Consistorio de Cesuras, donde reina un silencio solo interrumpido por el martilleo de una reforma. Frente al Ayuntamiento hay desplegada una pancarta, de nuevo con crespones negros, pero esta vez no contra la fusión, sino en rechazo a los parques eólicos proyectados en la zona.

Pancarta contra los eólicos desplegada frente al Consistorio de Cesuras.

El malestar por la alianza se ha enfriado, aunque aún se percibe las conversaciones.

-“Nadie nos consultó”, comenta una vecina, que contrapone el proceso en Oza y Cesuras con el de los pueblos extremeños Don Benito y Villanueva de la Serena, donde sí se celebró un referéndum. Ella hace un balance agridulce: “Nos dejaron lo que había y eso está bien. Hay más farolas, aceras, tampoco sé si podían hacer más...”, apunta esta residente, que ve con esperanza el reciente anuncio del Concello de una residencia para la tercera edad, aún pendiente de ayudas, y que celebra que “por fin” hayan empezado las obras de rehabilitación del sanatorio de Cesuras.

Sanatorio de O Paraxón, en el antiguo territorio de Cesuras, que se somete a la primera fase de rehabilitación.

En esta zona de Bragade se percibe más los males de la despoblación rural, que asoma en forma de bares y comercios cerrados, un cartel de ‘se alquila’ en la antigua sucursal bancaria o el reloj de la estación de tren, que hace años que dejó de dar la hora.

Reloj de la antigua estación de Cesuras, que hace años que no da la hora.

Frente al antiguo apeadero vive Constante Vázquez, uno de los escasos vecinos consultados que no tiene inconveniente en que mencionemos su nombre.

Yo no reconozco esta fusión”, responde tajante este vecino, convencido de que esta respondió únicamente a “intereses políticos” y que vaticina un negro futuro para su pueblo: “Con el plan general desaparecemos”, apunta.

Las previsiones del documento urbanístico, que proyecta un único núcleo urbano en Oza y que prevé un crecimiento cara a Betanzos han disparado las alertas.

-“Justo ahora que la gente se animaba a comprar”, lamenta una residente en Bragade. Su marido asiente. “Visto lo visto, ahora estaría en contra. Yo estaba a favor de las uniones, pero no así… Entiendo que se potencie más un territorio que otro, pero esto...”, reflexiona.

Charo Naveira también cree que han salido perdiendo con respecto a Oza: “Se hace más en Oza u ahora con el PXOM, todo lo urbano va para Oza”, lamenta. Ella acoge con escepticismo los anuncios del Gobierno local. “No sé si es verdad o están vendiendo humo otra vez...”, apunta.

Juan Carro, que se detiene un momento para responder a este diario antes de entrar en la farmacia, lo tiene claro: “Todo se va para Oza”, lamenta.

El alcalde, que se niega desde hace años a hacer declaraciones a LA OPINIÓN, multiplica durante estas últimas semanas los anuncios de obras y mejoras. Para el PSOE y BNG, son una cortina de humo con motivo del décimo aniversario con la que esconder el fracaso de una alianza que, inciden, no ha contribuido a reducir gasto político ni a incrementar población ni a asentar industria y actividad empresarial.

Controversias al margen, no cabe duda de que la fusión no propició esa revolución que presagiaban sus impulsores, que equipararon esta alianza a la “boda de los Reyes Católicos” y que anunciaban otras uniones inminentes. No hubo ninguna otra en la provincia. La única réplica de este pequeño terremoto municipal se registró cuatro años después, en 2016, en Cerdedo y Cotobade (Pontevedra).

Cartel del extinto Concello de Cesuras que todavía despide a los visitantes.

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