La Opinión de A Coruña

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El Blanco Amor y el Rego de Trabe se unen para participar en un concurso científico

Una alumna del instituto nuevo y tres del centro vecino elaboran un satélite que y toma fotografías para estudiar la habitabilidad de otros planetas y lo lanzarán el jueves en Lugo

Xabier Guitián, Celia Piñeiro y Belén Míguez, con su profesor Ángel Acción. La Opinión

La vocación y el arranque de la estudiante de segundo de Bachillerato Paula Taibo han unido a su actual instituto, el Rego de Trabe, y al centro en el que estudió antes, el Blanco Amor, para concurrir juntos al concurso científico CanSat, una iniciativa de la Agencia Espacial Europea que propone elaborar un satélite que quepa en una lata de refresco. La estudiante fue la única en su instituto que quiso participar en el certamen este curso, por lo que buscó compañeros en el centro vecino, a través del que fuera su profesor de Tecnología, y de ahí nació el equipo 4 Gatos, que tiene como mentores para el proyecto a los profesores Ángel Acción, del Blanco Amor, y Beatriz Méndez, del Rego de Trabe. El lanzamiento será el próximo jueves en Lugo, en la fase autonómica. Los ganadores acudirán a la estatal y, de allí, a la europea.

Paula Taibo, con un dispositivo.

Xabier Guitián, Belén Míguez y Celia Piñeiro, que cursan primero de Bachillerato en el Blanco Amor completan el equipo junto con Taibo. “Segundo de Bachillerato es un curso bastante exigente y la gente no se apuntó. En el club de ciencias, de hecho, se quedan los más pequeños, salvo Paula, que fue casi la razón de crear el del Blanco Amor cuando estaba en segundo de ESO. Es una maravilla: muy formal, muy responsable, y no tiene problema en explicarles cosas a compañeros de uno o dos cursos menos”, asegura Ángel Acción sobre su exalumna, que se cambió al Rego de Trabe para cursar Tecnología Industrial, ya que en el Blanco Amor no se reunió el número mínimo de alumnos para ofertarla.

El satélite de los chicos cullerdenses tendrá como misión secundaria —además de la principal, común a todos los participantes— tomar fotografías que permitan analizar si otros planetas serían habitables. La cámara que lleva el satélite tomará instantáneas durante el descenso, de modo que permitirá montar con ellas una película en formato timelapse “con la que reproducir la dinámica de bajada del satélite y prever futuras incidencias”. Además, con programas de código abierto, las imágenes permitirán hacer un levantamiento del terreno, de modo que se podrá elaborar un mapa y una recreación tridimensional para conocer el relieve. “En lugar de lo que hizo el Interstellar, que fue mirando planetas a ver si es posible habitarlos, mandamos satélites a ver si se pueden habitar”, cuenta divertida Beatriz Méndez.

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