La Opinión de A Coruña

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El ‘plumacho’ se puede eliminar si se quiere: así lo hizo Costas

La vegetación autóctona resurge en el estuario del Mero tras eliminar la invasora

Mar de ‘plumachos’ en 2007 en la parcela de Bunge. | // I.R.

Cada año a finales de verano la parcela de 6,6 hectáreas en la desembocadura del río Mero donde estuvo durante tantos años la fábrica de aceite Bunge se convertía en un mar algodonoso: florecían centenares de ejemplares de cortaderia selloana, la hierba de la Pampa o plumacho que colonizó totalmente estos terrenos entre Culleredo y Cambre tras el derribo de los viejos silos. Ahora, al visitar este ámbito ya no se ve nada blanco, solo los verdes y amarillos de la vegetación habitual de la zona: se ven chopos muy jóvenes, poco más de un metro de altura, muchos salgueiros y sobre todo un mar vegetal de hinojo florecido. El milagro ha venido de la mano de Costas del Estado: la eliminación de esta invasora estaba dentro del proyecto de dragado ambiental de la ría de O Burgo.

Parcela actual de Bunge con chopos y plantas de hinojo florecidas. | //I.R.

La erradicación de los plumachos fue una de las primeras actividades realizadas por la contratista de la obra en el denominado sector 1 de la ría de O Burgo, el pasado junio, y el cambio, el antes y el después, es espectacular. Los muros que encauzan el Mero hacia A Barcala y también el propio cauce estaban llenos de hierba de la Pampa y ahora se ven limpios y en algunas zonas aparecen sauces y hasta castaños muy jóvenes. El Estado valoró el método a emplear para eliminar esta invasora, y al ser una zona de marisma descartó el uso de herbicidas y apostó por lo más difícil: el durísimo trabajo de arrancar las plantas a mano y con excavadoras, unas plantas que tienen una profundísima raíz.

Garza y ‘plumachos’ en la desembocadura del Mero. | //I.R.

Los operarios realizaron la eliminación de todos los pies de las plantas incluyendo el rizoma. “Si no se elimina completamente la planta, ésta es capaz de rebrotar y enraizar”, se advertía ya en la memoria de la obra.

Cisnes y ‘salgueiros’ y un castaño en el muro del canal del Mero. | // I.R.

La partida presupuestaria para la retirada de los plumachos no fue muy alta: 3.960 euros. En las condiciones impuestas para eliminar esta hierba de la Pampa o carrizo también se incluyó envolver en láminas de PVC todo el material vegetal extraído para evitar la dispersión de las semillas tan volátiles como fértiles y evitar nuevas colonizaciones.

Mar de ‘plumachos’ al borde de la desembocadura. | // I.R.

Los operarios tenían que vigilar incluso que no quedasen estas volátiles semillas en sus ropas o en sus equipos. Después de retirarlas y envolverlas, entregarlas a un gestor autorizado para su destrucción.

Mar de hinojo en la parcela de Bunge. | // I.R.

Aunque todo ha cambiado ahora en este estuario, no es todo tan bonito como parece. Entre el hinojo, los chopos y los sauces ya se ven también pequeñas plantas de plumacho, es una especie casi indestructible. Y desde el puente que lleva a la parcela de Bunge hacia aguas arriba, la situación es igual, siguen las enormes invasoras en el cauce.

Costas sabía que la retirada de los ejemplares no bastaría para erradicarla, por lo que en el presupuesto de la obra también incluyó un plan de control y seguimiento del rebrote, un control mensual durante todos los trabajos, y actuando con los rebrotes igual que con las plantas maduras. Pero una vez finalizado el dragado, este organismo plantea un “seguimiento anual” de estos inevitables rebrotes; eso sí, realizados “por la Administración gestora de este espacio natural”.

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