La Opinión de A Coruña

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Niños de Curtis y Teixeiro quieren más espacio para jugar: se arman de pintura e ingenio para reivindicarlo en las calles

Niños de Curtis y Teixeiro se arman de pintura e ingenio para reivindicar más espacio en las calles

Sus sombras proyectadas en naranja sobre la calzada de la calle Faragullas, en Teixeiro, en el tramo que discurre junto a la escuela infantil, invitan mejor que cualquier señal de tráfico a pisar el freno. Lo mismo que el gigantesco y multicolor paso de cebra que habilitaron frente al colegio de Curtis. Los niños de este municipio de la montaña coruñesa han reivindicado más espacio en las calles armados con espray y sobre todo, ingenio. Y el resultado invita a la reflexión.

La actividad se enmarca en el proyecto A vila do mañá, una iniciativa apadrinada por Apatrigal y dirigida por la arquitecta Sandra González inspirada en La ciudad de los niños de Francesco Tonucci para que los pequeños se involucren en la transformación del espacio urbano. Este pedagogo italiano, al que le gusta definirse como “niñólogo” a secas, defiende que una localidad más amable para los niños es una localidad más amable para todos.

Mural inspirado en un texto de Ánxeles Penas.

Mural en tributo a Lupe Gómez.

Y salta a la vista que los muros situados frente al cuartel de la Guardia Civil de Curtis y en el centro de Teixeiro ganan con los murales realizados por los pequeños para reivindicar a dos de sus figuras literarias, Lupe Gómez y Ánxeles Penas. Al igual que el colorista paisaje a base de geotextil que invita a descubrir la carballeira de Curtis.

Dos semanas de inmersión en el mundo de la transformación urbana dejan también para la reflexión los círculos dibujados sobre la calzada de la calle que discurre entre el colegio y el Concello para apaciguar el tráfico en una zona que, como incide Sandra González, debía ser de preferencia peatonal. O las sombras de vistosos colores que salpican el Campo da Festa de Curtis para llamar la atención sobre el potencial de este espacio desaprovechado.

Círculos en la calle entre el Consistorio y el colegio.

El mensaje ahí queda. Y es difícil no verlo. Ahora solo falta que las administraciones recojan el testigo.

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