Diversión y participación, tanto para el público como para los voluntarios, son las claves que han manejado las codirectoras de la V Open Science de Cambre, Candela Mayer y Moraima Núñez, para organizar la cita, ya consolidada, en la que será su edición más larga. Se celebrará el próximo fin de semana, del 16 al 18, y sus máximas responsables aseguran, ya en la cuenta atrás, que su dirección supone, además de ilusión, un esfuerzo importante y una responsabilidad que conllevan un gran aprendizaje y un mérito a reivindicar de por vida.

La bienvenida a los jóvenes investigadores que lleguen de fuera para hospedarse en domicilios cambreses, el viernes, ya comenzará con un espectáculo que pretende resultar “algo dinámico y divertido”, señala Mayer, estudiante de segundo curso de Psicología en Santiago. “Lo único diferente de este año es que nos estamos centrando en que la gente venga a pasárselo bien, sobre todo por los voluntarios”, señala la más veterana de las dos codirectoras, quien asegura que le hace “muchísima ilusión” su cargo. Explica que su aceptación de ese papel y su vinculación con la Open Science, incluso ya fuera del instituto, se deben en gran medida al profesor que impulsó el club de ciencia que la organiza, XentD100cia, y la propia feria. “Fue por Viñas [José Manuel], que siempre nos animó a hacer muchas cosas, nos llevó a todas partes y nos incentivó”, asegura Mayer.

“Intentamos que sea todo muy interactivo, que la gente pueda participar y sea lo más dinámico posible, que no sea solo ver stands y proyectos”, explica Núñez, estudiante de segundo de Bachillerato por la rama de ciencias sociales. Avanza, además, que este año recuperarán “el iglú”, el espacio dedicado a mesas redondas, coloquios o charlas con científicos al que se había renunciado en las últimas ediciones por causa la pandemia.

Las responsables coinciden en incidir en el carácter lúdico que la feria tiene para todos los públicos, combinado con su afán divulgativo. “Lo que me gusta mucho de esta feria es que es muy dinámica y tiene cosas para todo tipo de gente y de edades. Puede ir un niño de cinco años y se lo va a pasar bien y puede ir una persona más mayor y también va a tener cosas para ver”, asegura Núñez. “Intentamos que no se vea como una feria que sea solo matemáticas y las cosas que entendemos por científicas. Hay un poco de todo”, sostiene Mayer.

Al disfrute personal e inmediato se suma, afirman, el aprendizaje y la experiencia. “Es algo que puedo poner en el currículum y me queda en el expediente”, asegura Mayer, “Organizar algo tan grande es algo que me queda como experiencia para toda la vida. Te añade capacidades: colaborar, cooperar con los demás, paciencia... Un montón de cosas”, cuenta Mayer. Núñez concuerda: “Aprendes a tratar con gente, porque tratas desde niños pequeñitos hasta profesores, gente del Concello... muchos tipos de trabajadores, porque tienes que saber cómo dirigirte a muchos tipos de personas”.