La restauración del antiguo retablo de San Pedro de la iglesia Santa María do Azogue ha deparado más de una sorpresa y muchas alegrías a Betanzos. Los trabajos de inspección previos a la ejecución de esta obra financiada por la Xunta destaparon ya en 2020 la existencia de un arcosolio policromado del siglo XV con un relieve de la anunciación.
Todo un hallazgo al que se suma ahora el descubrimiento de una impresionante pintura mural del siglo XVI y la confirmación de que todavía se conserva el sepulcro del arcosolio, como se denominan las tumbas de forma abovedada que durante el gótico se situaba en las paredes de las iglesias.
Santa María reabrió ayer sus puertas para mostrar este “emocionante” y “maravilloso” hallazgo, en palabras del párroco Santiago Pérez, que avanzó que buscan financiación para realizar una intervención que permita arrojar luz sobre la identidad del misterioso personaje enterrado en el sepulcro, decorado con el arco más rico de toda la iglesia. “¿Quién estuvo enterrado? ¿Habrá restos?”, se pregunta el cura, que no ve llegar la hora de abrir el sarcófago y despejar la incógnita: “Daría para escribir El Código de Azogue”, bromea.
La restauradora Carlota López Brea relata que se llevó toda una sorpresa al descubrir que todavía permanecía el sepulcro del arcosolio, que todos pensaban que había sido trasladado y que permaneció todo este tiempo oculto tras un relleno de piedra. “Cuando quitamos el rellenos descubrimos la lauda y los restos de la pintura del mural”, cuenta emocionada esta especialista, que detalla que la cubierta del sarcófago se encuentra muy deteriorada y las letras apenas son legibles.
En base a los datos recabados por el cronista de Betanzos, los especialistas sospechan que el arcosolio fue encargado por Clara Alonso, notable de la época de la que apenas se conservan datos que fue enterrada en la iglesia de San Francisco. “No fue una noble de primera categoría, pero debía tener su importancia”, apunta Carlota López, que recuerda que las figuras importantes se enterraban en San Francisco.
La pintura mural del siglo XVI que apareció tras el retablo también abre más de una incógnita. Supuestamente representa a un escribano con su cartela y un animal, parece que un león. Los restauradores se han limitado a recuperar lo que se conservaba, incluida una cita de San Gregorio Magno sobre el sacerdocio. Los especialistas llaman la atención sobre la calidad técnica de la obra, que ha conseguido recuperarse en un alto porcentaje a pesar de que permaneció durante años oculta por resinas y encolados.
El retablo mayor y otro lateral ocultan también pinturas murales
Construida entre la segunda mitad del siglo XIV y la primera del XV, la iglesia de Santa María do Azogue esconde todavía muchos secretos. La especialista en patrimonio Carlota López Brea y el párroco Santiago Pérez revelaron ayer que el retablo mayor y otro ubicado en un lateral ocultan también pinturas murales. El del lateral esconde además otro arcosolio y puede que otro sepulcro. “·En esta iglesia hubo mucho movimiento de enterramientos”, recuerda Carlota López, que llama la atención sobre la riqueza de la policromía del arcosolio recuperado parcialmente una característica común de todos los de la iglesia.
El coste estimado de la intervención es de 10.000 euros
El proyecto de intervención para arrojar luz sobre el misterioso sepulcro hallado en Santa María y finalizar los trabajos de restauración asciende a unos 10.000 euros. El proyecto prevé también una intervención para recuperar la policromía del arcosolio, que ahora solo se percibe débilmente. Con estos trabajos, la Iglesia pretende también recuperar el enlosado a los pies del sepulcro.
