La Opinión de A Coruña

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La ciudad subterránea de Betanzos

Hallazgo en el casco histórico de Betanzos: El Concello protegerá el acceso a la gruta pero descarta realizar prospecciones a corto plazo

La asociación Dédalo de Brig, que estudia desde hace años el entramado de túneles, urge a realizar un mapa con georradar para arrojar luz sobre esta misteriosa ciudad subterránea

El edil de Obras, segundo por la izquierda, con técnicos municipales y de Patrimonio. | // LA OPINIÓN

“Documentar bien el hallazgo y protegerlo”. Son los dos objetivos a corto plazo que se marca el Concello de Betanzos en relación a la gruta descubierta en el transcurso de las obras de Santa María, muy cerca de la iglesia.

Se trata de un pasadizo que forma parte supuestamente del entramado de túneles que surca el subsuelo del casco histórico, una misteriosa ciudad subterránea que desemboca en los aledaños del templo y que el Concello vincula con las prospecciones de una mina de mercurio autorizada durante el reinado de Carlos III en el siglo XVIII.

Un técnico de la Dirección Xeral de Patrimonio inspeccionó ayer la zona acompañado por trabajadores municipales y el concejal de Obras, Diego Fernández. El edil avanzó que el Concello realizará “lo antes posible” todas las tareas de protección que dictamine Patrimonio para “que esta situación retrase lo menos posible los trabajos en la calle”. Fernández detalló que lo que se plantean inicialmente es tapar con un encofrado y áridos este punto y dejarlo accesible para posteriores estudios.

El Concello no se plantea realizar de momento prospecciones arqueológicas que arrojen luz sobre el origen, características, longitud y estado de este un mundo oculto bajo los pies de los brigantinos. El Ejecutivo municipal explica que su intención es reanudar cuanto antes los trabajos en Santa María, aunque no en el punto del hallazgo. Subraya que se realizarán con la “máxima cautela” para evitar daños en el caso de que aparezca un nuevo tramo de las galerías subterráneas.

La gruta localizada en Santa María tiene unos sesenta centímetros de ancho y va abriéndose, explican desde el Concello, que detalla que la existencia de desprendimientos impiden conocer su longitud exacta.

La Asociación Dédalo de Brig estudia desde hace años este misterioso entramado de túneles con el objetivo de arrojar luz sobre su origen y trazado. Con la ayuda de Espeleo Club Descenso de Cañones, se ha adentrado en varios de los pasadizos, alrededor de cinco, que cuentan con accesos en varias viviendas y patios particulares. De momento, se han tratado de cortas incursiones, debido a la existencia de derrumbes, acumulación de sedimentos. Otros están tapiados.

Este colectivo tiene previsto solicitar una reunión con la alcaldesa de Betanzos, María Barral, para abordar las medidas a tomar tras este nuevo hallazgo. Uno de sus integrantes, José Soto, recordaba ayer que solicitan desde hace más de un lustro colaboración al Concello para escanear en 3D con georradar el subsuelo de Betanzos para disponer de un mapa de esta ciudad subterránea.

Dédalo de Brig contactó hace ya años con la Universidad y afirman que técnicos de la de Lugo manifestaron su deseo de participar en este mapeo de las galerías, pero de momento los trabajos siguen pendientes. Y sin fecha. La asociación advierte de que en estos últimos años se ha registrado un nuevo derrumbe en uno de los túneles de A Ribeira por una filtración de agua durante unas obras.

La hipótesis más arraigada y la que maneja en Concello es que esta ciudad subterránea se corresponde con el trazado de una antigua mina de mercurio mencionada en textos antiguos, que hacen referencia a unas prospecciones autorizadas por Carlos III en torno a 1785 para la explotación de azogue. Dédalo de Brig cuestiona esta teoría, apunta que no hay evidencias de la existencia de cinabrio en la zona y especula con la posibilidad de que los túneles puedan estar vinculados con la iglesia de Santa María, en cuyas inmediaciones desembocan estas misteriosas galerías. Es solo una posibilidad, matizan: “Hay que realizar un estudio y descubrir lo que hay”, defiende José Soto.

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