Diez segundos para acabar con la torre de Meirama

Naturgy completa el derribo de la estructura de refrigeración de la antigua térmica

La torre de refrigeración de la antigua central de Meirama, en Cerceda, ya es historia, tras más de 40 años en pie. Pocos minutos después de las tres de la tarde, los operarios de la empresa contratada por Naturgy pusieron en marcha el detonador y la estructura cedió en apenas diez segundos. Visto y no visto. Decenas de vecinos y curiosos se acercaron a las proximidades para contemplar este momento, en lo que se convirtió en una especie de romería.

“¿Nos haces una foto, que se vea la chimenea?”. Fue una de las frases que se pudo escuchar entre los asistentes que querían un recuerdo previo a la demolición. Otros esperaron con su bocadillo y su refresco en la mano. Mientras buena parte de la gente observaba los últimos minutos de vida de este peculiar icono de la comarca de A Coruña, que durante casi cuatro decenios se mimetizó con el paisaje. Lo que también abundaron fueron los móviles para inmortalizar la explosión.

Las 15.10 horas. Esta fue la hora en la que un fuerte estruendo provocó el silencio de la gente y anunció la caída de la estructura, que en casi 10 segundos se convirtió en escombros. Naturgy, propietaria de la central, explica que una vez realizada la operación de derribo, “los fragmentos de hormigón y de la estructura metálica de los silos son recogidos a nivel del suelo” y que se estima que se recuperarán, mediante reciclado, “unas 155 toneladas de hierro y 10.000 toneladas de hormigón de la torre de refrigeración y 5.500 toneladas de hormigón y 470 toneladas de hierro de los silos de cenizas”.

Derribo de la torre de Meirama

I. A.

Gonzalo Veira, que fue una de las decenas de personas que se aproximó al entorno para presenciar la explosión, afirmó, al acabar, que fue “algo impresionante” y que parecía “plastilina”. Otra fue Miguel Calvo, que explicó que acudió a verlo por ver el inicio de “una nueva etapa” y contemplar cómo se tira “una mole tan grande”.

La torre de refrigeración tenía como función enfriar el agua necesaria para el funcionamiento de la central térmica. Naturgy detalló que la construcción de hormigón armado estaba sustentada “sobre 54 pilares” en forma de V y representaba “un volumen de unos 648.000 metros cúbicos y un peso de más de 10.000 toneladas”. Además del derribo esta estructura, se procedió a la voladura de los dos silos de cenizas, de 34 y 44 metros, respectivamente, así como del silo de escoria. Además, la empresa señala que “para minimizar el polvo que podía provocar el colapso de la torre”, se dispuso “un sistema de cortinas de agua circundando la construcción”.

La principal medida de seguridad que se adoptó fue la evacuación de las personas de la zona delimitada por un perímetro de seguridad de 250 metros, un espacio en el que se encontraban menos de un centenar de viviendas.

El proyecto de desmantelamiento de la central térmica fue presentado en junio de 2019 ante el Ministerio de Transición Ecológica y se optó por una demolición selectiva. La compañía energética asegura que esta actividad da empleo a alrededor de 80 personas, que han completado 245.000 horas de trabajo.

La térmica de Meirama dejó de funcionar en 2020 tras 40 años de actividad industrial. Su historia empezó a escribirse antes de que central entrase en funcionamiento. En 1977 la expropiación que la entonces Unión Fenosa realizó para explotar la mina a cielo abierto de carbón que abastecería a la central desató una revuelta vecinal con el conocido como cura de As Encrobas, Moncho Valcarce, como figura más emblemática de esa lucha al grito de “A terra é nosa, e non de Fenosa”. El lignito local se quemó hasta que se agotó en 2008 y fue sustituido por mineral de importación,

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