La Xunta sancionó a la planta de compostaje de Figueiroa, en Arteixo, por superar su capacidad tras el fuego de 2019

La empresa asegura que tramitó un permiso para regularizar la situación del complejo y que en la actualidad tiene “menos de la mitad” del material de hace tres años

Incendio ocurrido en la planta de compostaje de Figueiroa a finales de 2019. |   // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Incendio ocurrido en la planta de compostaje de Figueiroa a finales de 2019. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / Iván Aguiar

Arteixo vivió un suceso muy llamativo entre finales de 2019 y 2020: un incendio que duró dos meses y medio que causó mucha alarma entre los vecinos. Ocurrió en una planta de compostaje situada en las proximidades del lugar de Figueiroa y del polígono de Sabón. Ahora, la Xunta asegura, a raíz de una pregunta realizada por el BNG en el Parlamento de Galicia, que la Consellería de Medio Ambiente realizó “varias inspecciones” en la instalación y que se inicio “un procedimiento sancionador por exceso de las cantidades gestionadas”. La empresa que explota el recinto, Inversiones Castro Veira, asegura que tras el incidente se solicitó un nuevo permiso para aumentar la capacidad de almacenaje, aunque en la actualidad el material que se guarda es “menos de la mitad” que hace tres años.

El Gobierno gallego ofreció esta información después de que los diputados Mercedes Queixas y Luis Bará, del BNG, presentasen una pregunta en la que demandaban conocer si la gestora de la planta había sido sancionada. Los nacionalistas afirmaron que en Figueiroa “se vienen produciendo de forma reiterada, desde hace varios años, sucesivos focos de incendio prolongados durante días y semanas, que en diferentes ocasiones tienen requerido la intervención de los bomberos y mismo del Seprona”.

Uno de los dos propietarios de la empresa, Emilio Veira, reconoce que la multa de la Xunta existe y que en el momento del fuego de 2019 se superaba “un poquito” la cantidad de biomasa almacenada. Después de este expediente, la planta tramitó un permiso ante Medio Ambiente para poder aumentar su capacidad de almacenamiento, según indica este gestor de la instalación. Sin embargo, Veira asegura que en la actualidad el material almacenado es “menos de la mitad” que antes debido a que hay “menos clientes”.

En cuanto al humo que a veces se puede ver que sale de la planta, Emilio Veira indica se trata de “podas que echan vapor de agua”.

El fuego de 2019 arrancó el 30 de octubre y quedó extinguido el 13 de enero, tras dos meses y medio activo. Ese día terminaron los trabajos para cubrir con tierra el material afectado por el fuego. Los vecinos de la zona se quejaron durante esas últimas semanas del fuerte olor que procedía del recinto y que si se permanecía mucho tiempo en el exterior era insoportable respirar. El fuego se declaró el día 30 de octubre por la tarde y fue controlado en menos de un día, aunque los servicios de emergencia no pudieron extinguirlo. En noviembre hubo otro incendio, pero quedó apagado en un día.

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