Alumnado de Oleiros elabora un juego de emociones y lo envía a Valencia

Escolares del colegio Parga Pondal, junto con alumnado y profesorado de la Universidade da Coruña, crearon una baraja con dibujos e historias para jugar en familia y aprender

Escolares trabajan en la baraja y envíos a Valencia. | LOC

Escolares trabajan en la baraja y envíos a Valencia. | LOC

M. V.

Una de las múltiples habilidades que hay que aprender en la infancia es el manejo de las emociones. Algo que aún debe de ser más difícil cuando se trata de menores que han visto morir a familiares o han estado ellos mismos a punto de hacerlo en medio de unas devastadoras inundaciones como las de Valencia. En este primer trimestre del curso escolar, alumnado de tercero de Primaria del colegio Isidro Parga Pondal de Santa Cruz, en Oleiros, en colaboración con las profesoras Adriana Ávila, de Terapia Ocupacional de la Universidade de A Coruña, y Lorena Añón, del doble grado de maestro de Educación Primaria de la Universidade de Santiago, junto con su alumnado, llevaron a cabo un proyecto para trabajar en la gestión de las emociones.

Alumnado de Oleiros elabora un juego de emociones y lo envía a Valencia

Alumnado de Oleiros elabora un juego de emociones y lo envía a Valencia

«Este proyecto surge ante la necesidad de trabajar la gestión emocional, la construcción de grupo y la globalización de las áreas del currículum de Primaria. Poner nombre a las emociones y aprender cómo controlarlas», explicó una de las profesoras del Parga, Alicia Tojeiro. Andrea Linares fue la otra tutora.

Los escolares crearon un juego de cartas con dibujos y definiciones. Por ejemplo, Blanquita, una bacteria «muy calmada», tanto que a veces puede desesperar a los demás. Aprendiendo que cada persona puede tener una parte buena y otra mala, para aceptarse, crearon una baraja para jugar en familia, que probaron con los mayores de la residencia Raiola ya. Los alumnos que estudian para ser profesores en Santiago elaboraron las historias detrás de las emociones.

Los progenitores y abuelos aportaron historias de superación personal. También ayudaron a elaborar saquitos quitapenas, rellenos de garbanzos y lavanda, que enviaron en cajas a poblaciones afectadas por la dana en Valencia a través de Educo. La ONG Farmamundi y Mujeres de Matagalpa colaboraron en la iniciativa junto a antiguos alumnos del Parga que hoy están en la ESO.

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