De EEUU a Arteixo por amor al arte
La coruñesa Angélica Ramírez, que retornó a su tierra con 18 años para dedicarse al interiorismo, pegó un giro de 180 grados a su vida cuando decidió crear una particular academia de inglés, que este año cumple su décimo aniversario, en la que la ‘performance’ es el principal método de enseñanza

Angélica Ramírez en su academia de Arteixo. | LOC
Angélica Ramírez tiene el corazón dividido entre Galicia y Estados Unidos. La coruñesa pasó su infancia y adolescencia entre California y Miami hasta que regresó a su tierra natal con su familia a los 18 años. Fue entonces cuando comenzó sus estudios de Interiorismo en la ciudad, una profesión que ejerció hasta el año 2008, cuando estalló la crisis financiera. «Me quedé sin trabajo, así que tuve que reinventarme, pero tenía claro que el arte seguiría formando parte de mi vida», asegura Angélica Ramírez, que decidió empezar de cero en Arteixo.
«Estuve dos años trabajando de interiorista para Inditex allí, y veía que era un lugar ideal, cerca de la ciudad, con posibilidades y mucho ambiente», sostiene la coruñesa, que celebra este año el décimo aniversario de One, two, three... Action!, su particular academia de inglés, en la que dispone de un amplio almacén con escenografías, arcillas, lápices, telas, maderas y mucho más. Ella reconoce que el arte es el hilo conductor de su método de enseñanza.
«Combinamos el teatro, la música, el arte y las emociones», explica la profesora de inglés afincada en Arteixo. «Estoy en contra de memorizar para luego escupir todo en el examen, porque así no se aprende un idioma», afirma Angélica, que dice que lo importante es crear «un poso» en los alumnos. Por eso ella prepara las aulas de una forma diferente.
«A raíz de un cuento que leemos entre todos o a través de una emoción que ellos eligen, los alumnos crean sus propios guiones para luego escenificar sus historias y hacer manualidades en función de las emociones que les causa», explica la profesora, que dice que esta es una de las tantas actividades que prepara con sus cerca de 100 alumnos de entre 4 y 15 años.
Más performance y menos workbook
«Algunos llevan conmigo desde que monté la academia en 2015, y lo que saco en claro es que los alumnos se marchan aprendiendo inglés porque el cuerpo tiene memoria, y estas actividades les ayudan mucho a reforzar el léxico», dice la coruñesa, que echando la vista atrás no cambiaría nada, puesto que asegura que la academia le permitió no solo continuar desarrollando su interés y gusto por las artes plásticas, sino descubrir que la enseñanza también era lo suyo.
Reconoce que al principio no fue sencillo, ya que hablar de una academia de inglés de estas características hace diez años «sonaba raro», pero asegura que enseguida se hizo un hueco en la localidad arteixana, en la que Angélica se forjó un nuevo futuro con una academia que sustituye el workbook por la performance.
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