La carnicería de Arteixo que rompe barreras culturales

Abdul Archi, que lleva 26 años afincado en el municipio, alberga desde hace un año el primer y único negocio de este tipo en la localidad. Tras cesar su cargo como presidente de la comunidad musulmana de Arteixo, el marroquí se lanzó a emprender en la tierra que lo acogió «con los brazos abiertos»

Abdul Archi en su carnicería halal de Arteixo. | Casteleiro /Roler Agencia

Abdul Archi en su carnicería halal de Arteixo. | Casteleiro /Roler Agencia

Abdul Archi lleva 26 años residiendo en Arteixo. Todavía recuerda como si fuese ayer el día que pisó por primera vez tierra arteixana con tan solo 24 años. Llegó el 23 de julio de 1999 en autobús después de un duro trayecto desde Marruecos. «Llegué a las tres de la mañana, y eran las fiestas del Apóstol. Desde el primer momento me acogieron con los brazos abiertos, y ya nunca me marché», asegura Abdul Archi, que después de trabajar en varias fábricas de la localidad decidió dar un paso al frente y abrir su propia carnicería halal en vistas del aumento de la población musulmana que experimentó Arteixo en los últimos años.

Se trata de la primera y única carnicería halal, es decir, especializada en carne que se obtiene de animales que han sido criados de manera natural, con una dieta estrictamente vegetariana, sin hormonas ni antibióticos. Todo menos cerdo. «Cada día recibimos a gente de Santa Comba, A Laracha, Carballo y otros lugares cercanos que buscan sentirse un poco más cerca de sus raíces», sostiene el carnicero marroquí, que en cuanto vio el cartel de «se vende» en la puerta tuvo claro que esta antigua carnicería debía tomar una segunda vida.

Archi lleva un año con el local abierto en pleno núcleo urbano de Arteixo, en el que además de carne, vende todo tipo de productos marroquíes. Ofrece carnes preparadas con especias siguiendo las recetas árabes, bebidas, salsas y hasta algunos de los utensilios con los que se cocinan sus recetas típicas. «Cada vez recibo a más gente española que le interesa probar cosas nuevas. Este es un negocio abierto a todos», afirma el vendedor marroquí, que acaba de cesar su cargo como presidente de la comunidad musulmana de Arteixo después de once años porque afirma que no le daban las horas del día para todo. «Aquí no paramos, porque no hay horario fijo y abrimos todos los días sin excepción», asegura Archi en relación a él y a su mujer, que también le ayuda en la tienda.

«Vine aquí por ella, porque sus tíos vivían en Arteixo y nos recomendaron este lugar para empezar de cero y buscar un porvenir mejor», admite el marroquí, que dejó su casa, ubicada en la montaña del Atlas de Marruecos cuando su hijo apenas tenía cinco años. «No fue nada fácil. Tuvimos que pasar por muchos trabajos para sacar adelante a nuestros tres hijos», dice el carnicero, que cuenta que su hijo mayor, de 30 años, trabaja y reside ahora en Francia, y que él les recomienda mudarse allí. «No me iría ni loco. De Arteixo no me voy, porque aquí hay calidad de vida, y me siento en casa, porque además tenemos una gran comunidad», declara.

Después de un año al frente de la carnicería, Abdul tomó la decisión de dedicarse al negocio en exclusiva, porque hasta ahora lo compagina con su trabajo en un matadero. «Empezaba a las cinco de la mañana y salía a las cuatro de la tarde, y ya me venía para aquí», cuenta el marroquí, que ya empieza a preparar el ramadán, que se inicia el 28 de febrero. En su caso, Archi tiene pensado encargar dulces típicos de la época para que los clientes vivan y experimenten de cerca esta tradición a través de su gastronomía.

Hasta ahora tenían que desplazarse hasta A Coruña

La tienda apenas le deja un respiro en todo el día, pero Archi se siente orgulloso de poder ofrecer un servicio que «tanta falta hacía en la zona». Y es que hasta hace poco tiempo, muchos tenían que desplazarse hasta A Coruña para poder comprar carne halal, ya que no había ningún otro local que la ofertara. Ahora el vendedor suele abrir a las nueve de la mañana, y la hora de cierre la dictan los clientes, ya que el movimiento es continuo. Cuando tiene algún momento, Archi cuenta con una pequeña salita en el interior del local en la que realiza algún arreglo de ropa a amigos y conocidos. «Hay que darle a todo», dice Archie.

Ahora celebra su primer año en la carnicería con alegría y con ganas de seguir prosperando. Aunque se centra en el presente, Archi también piensa en el futuro, y espera que esta sea solo la primera de muchas otras carnicerías y negocios musulmanes que den servicio a la localidad, porque eso significará que muchos otros como él habrán logrado «llegar a buen término e integrar ambas culturas con naturalidad», dice. Aunque desconoce si su negocio tendrá relevo generacional, se conforma con que algunos de sus compatriotas se animen también a emprender.

Tracking Pixel Contents