Pura Manteca dice adiós a los miñenses: "Llegó el momento de despedirse aunque cueste"
Uno de los restaurantes más míticos de la localidad, regentado por el exalcalde y vecino de Miño Jesús Veiga, cerró sus puertas este domingo después de más de un siglo en activo y tras haber conseguido este verano un Solete de la guía Repsol. Un distintivo que puso el «broche» a 114 años de historia

Porpietarios y asistentes al acto de despedida de Pura Manteca. / CASTELEIRO
«Llegó el momento de jubilarse y decir adiós aunque cueste». Así se despidió este domingo el exalcalde de Miño y propietario de Pura Manteca, Jesús Veiga, de sus clientes. Con emoción y «mucha pena», la familia cierra una etapa después de más de un siglo al servicio de los miñeneses y demás visitantes.
Lo que nació como una cafetería con panadería en el año 1911 de la mano de su madrina, se convirtió con el paso de los años en un restaurante de gran reputación en la comarca, que cierra sus puertas «por todo lo alto» al haber recibido este verano un Solete de la guía Repsol.
Almejas a la marinera, callos, ternera asada, jamón vuelta y vuelta con huevos fritos, pimientos y ensalada. Su propuesta, una cocina «sencilla, de toda la vida hecha con mucho mimo», logró también el reconocimiento del público a lo largo de todos estos años.
«Muchos nos insistieron en que por favor no cerrásemos, que nos iban a echar mucho de menos», asegura Jesús Veiga, que dice que «no es fácil» despedir un local con tanta tradición. Y es que antes que él y su mujer, Meri Gómez, el establecimiento estuvo regentado por sus padres.
Cuando estos lo dejaron, Meri Gómez se convirtió en la cocinera de Pura Manteca cuando el matrimonio decidió tomar el relevo familiar y encarar la tercera generación del restaurante. «Ella fue la clave del negocio estos últimos años», afirma Jesús Veiga, que dice que el éxito es el fruto de «muchos años de esfuerzo y sacrificio».
Él sostiene que el 70% de su cocina se realizaba en una cocina de leña, por lo que los fogones ya estaban encendidos prácticamente antes del amanecer. «Los fines de semana sobre todo estábamos a tope, pero ya no podíamos más», afirma Veiga, que espera que al menos sus comensales hayan disfrutado «lo mismo que lo hemos hecho nosotros durante todo este tiempo».
Ese cariño se hizo notar en los pinchos de despedida. Un evento al que acudieron decenas de clientes que quisieron dar el último adiós a Pura Manteca disfrutando de algunos de los bocados más míticos del local.
Jesús Veiga, ligado a la política miñenese durante más de 30 años como alcalde y concejal del Partido Popular, asegura que las despedidas «no son fáciles», pero que es necesario «pasar página», y dejar hueco para las siguientes generaciones, tanto en el sector político como gastronómico. «Yo me jubilo de forma definitiva en diciembre, pero me voy con orgullo, y seguiré estando presente, porque estoy muy ligado a mi tierra», asegura.
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