EMDR: así se tratan los problemas de anorexia y bulimia

A.M era una niña cuando empezó a restringir sus comidas. Llegó un momento en que no podía ni comer más de una manzana o un yogur al día.

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Adelgazó mucho y después de esa temporada, apareció otra todavía peor, que fue cuando llegaron los vómitos. Se pasaba días sin comer y, cuando se daba algún atracón, luego tenía que vomitarlo. “Eso lo que peor recuerdo y de lo que más me costó salir”, dice A.M. “En esa etapa tenía mucho estrés, tenía que hacerme cargo de cosas que eran un esfuerzo enorme y tenía que aguantar por los demás”.

El caso de A.M. es el día a día de aproximadamente 400.000 personas que sufren Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) en España. Suele ser la somatización de un trauma cuyas consecuencias dependen de muchos factores, entre ellos del tratamiento. Y es que un trauma es una experiencia que deja una profunda huella en la vida de una persona. Puede afectar de manera significativa la forma en que alguien se relaciona con su entorno, incluyendo su relación con la comida y los trastornos alimentarios que pueden desarrollarse como resultado.


El trauma es un término que proviene del griego y significa "herida". Se refiere a la exposición a un acontecimiento dañino que supera la capacidad de una persona para procesarlo emocionalmente. El trauma puede ser el resultado de diversos eventos, como abuso físico, emocional o sexual, negligencias, violencia o experiencias dolorosas en la infancia. Cuando alguien experimenta un trauma, la vivencia queda atrapada en el cerebro y puede tener un impacto duradero en la forma en que esa persona se relaciona con el mundo y consigo misma, lo que puede manifestarse de diversas formas, como los trastornos alimentarios.

“En esa etapa tenía mucho estrés, tenía que hacerme cargo de cosas que eran un esfuerzo enorme y tenía que aguantar por los demás”

A.M.

La relación entre el trauma y los trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa, la bulimia o el trastorno por atracón, son afecciones complejas que involucran una relación disfuncional con la comida y la imagen corporal. Si bien hay múltiples factores que pueden contribuir al desarrollo de un trastorno alimentario, el trauma en la infancia o en etapas posteriores de la vida juega un papel importante en muchos casos.

A A.M. le resulta difícil de explicar el origen de su trauma: “Cuando llegué a ITA sabía que había cosas que yo no podía entender. Mi relación con mi familia era muy complicada. En casa se me sobreprotegía mucho, demasiado. Y es verdad que he ido entendiendo muchas cosas en las sesiones con mi psicóloga. Al principio no podía contarlo, pero esa sobreprotección que había en casa no era solo eso: me aislaron del colegio diciendo que estaba enferma cuando no lo estaba. Tenía que quedarme a cuidar de algunas personas de la familia. Y sufrí muchas agresiones por parte de un miembro de la familia. Ahora puedo decirlo por su nombre, pero siempre lo había evitado. El maltrato era continuo, y duró hasta hace relativamente poco”.

“Cuando llegué a ITA sabía que había cosas que yo no podía entender. Mi relación con mi familia era muy complicada. En casa se me sobreprotegía mucho, demasiado”

A.M.

Los estudios han demostrado que las personas con trastornos alimentarios tienen una mayor probabilidad de haber experimentado traumas en su vida, en comparación con la población general. Esto incluye traumas emocionales, físicos o sexuales. El trauma puede afectar a hombres y mujeres por igual, aunque las mujeres tienden a ser más propensas a desarrollar trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa y el trastorno por atracón. Para Uxía Domínguez, psicóloga especializada en trastornos alimentarios y directora de Ita A Coruña: “Los trastornos alimentarios son traumas y no tienen que ser de una gravedad extrema. Es el momento en que la persona debe buscar recursos para enfrentarse a lo sucedido. La comida puede ser un recurso de control. En el tratamiento de los TCA se trabaja mucho en el origen del trauma, ya que es necesario abordar el problema desde su raíz”.

Los efectos del trauma en los trastornos alimentarios

El trauma puede tener diversos efectos en los trastornos alimentarios. Una de las formas en que el trauma puede influir en los comportamientos alimentarios es a través de la búsqueda de control. Para muchas personas que han experimentado traumas, la comida puede convertirse en una forma de controlar su entorno y sus emociones. Por ejemplo, restringir la comida o tener episodios de atracones puede brindar una sensación de poder y alivio temporal de la angustia emocional. El trauma también puede afectar la imagen corporal y la percepción de uno mismo. Las personas que han experimentado traumas pueden tener una baja autoestima, problemas de imagen corporal y autocrítica. Los trastornos alimentarios pueden surgir como un intento de mantener el control y evitar el dolor emocional asociado con el trauma.

Los efectos del trauma en los trastornos alimentarios

Además, el trauma puede alterar el funcionamiento del sistema nervioso, dificultando la regulación emocional. Las personas que han experimentado traumas pueden tener dificultades para manejar las emociones difíciles, lo que puede llevar a comportamientos alimentarios desordenados como atracones, restricciones o purgas. En palabras de Uxía Domínguez, “para detectar si una persona está sufriendo un TCA se investigan varias líneas, sobre todo su relación con la comida, si por ejemplo una persona deja de comer o deja de acudir a eventos porque hay comida en ellos. Si la persona se da atracones, hay que analizar el peso, tanto si hay subidas como bajadas y si no hay una causa orgánica hay que estar atentos, sobre todo a los comportamientos obsesivos o de culpa. También es un indicador el estado de ánimo, como la irascibilidad, rabia o la depresión”.

Factores de riesgo y protección

Si bien el trauma es un factor de riesgo importante para el desarrollo de trastornos alimentarios, también es importante tener en cuenta otros factores que pueden influir en la aparición de estos trastornos. La genética y los antecedentes familiares pueden aumentar la vulnerabilidad de una persona a desarrollar un trastorno alimentario. Además, los factores socioculturales, como la presión social y los estándares de belleza, también pueden desempeñar un papel en la relación entre el trauma y los trastornos alimentarios. La comprensión del papel del trauma en los trastornos alimentarios puede ayudar a los profesionales de la salud a brindar un tratamiento más efectivo y centrado en las necesidades individuales de cada persona. Además, es esencial promover la conciencia pública sobre la relación entre el trauma y los trastornos alimentarios, y fomentar entornos de apoyo que ayuden a prevenir y abordar estos desafíos de manera adecuada.

“Si la persona se da atracones, hay que analizar el peso, tanto si hay subidas como bajadas y si no hay una causa orgánica hay que estar atentos, sobre todo a los comportamientos obsesivos o de culpa”

Uxía Domínguez, psicóloga especializada en trastornos alimentarios y directora de Ita A Coruña.
Uxía Domínguez, psicóloga especializada en trastornos alimentarios y directora de Ita A Coruña.

Tratamiento y recuperación

El tratamiento de los trastornos alimentarios que están relacionados con el trauma puede ser complejo y requiere un enfoque multidisciplinario. Es fundamental abordar tanto los síntomas del trastorno alimentario como las causas subyacentes relacionadas con el trauma. El tratamiento puede incluir terapia individual, terapia familiar, terapia de grupo y, en algunos casos, medicación. En Ita A Coruña, se utiliza además una terapia cognitivo-conductual como el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), pueden ser útiles para abordar los síntomas del trauma y los trastornos alimentarios.

Además, es importante trabajar en la construcción de una relación saludable con la comida y mejorar la imagen corporal. Esto puede implicar el aprendizaje de habilidades de alimentación intuitiva, la promoción de una alimentación equilibrada y el fomento de una actitud positiva hacia el cuerpo. La recuperación de los trastornos alimentarios relacionados con el trauma puede llevar tiempo y esfuerzo. Es esencial buscar apoyo profesional y rodearse de un sistema de apoyo comprensivo. La recuperación es posible y muchas personas logran superar los efectos del trauma y desarrollar una relación saludable con la comida y su cuerpo.

La buena noticia es que los tratamientos, como los de Ita A Coruña, tienen buenos resultados. Para la paciente A.M, no hay duda. “Antes de empezar el tratamiento me sentía sola, triste y que no había esperanza para mi en mi vida. Estaba además con personas que me hacían mucho daño y no era capaz de ponerles límites porque me sentía muy culpable (y me lo hacían sentir). Estaba fatal: cada día comía y vomitaba varias veces al día, y estaba desesperada porque no era capaz de salir de ahí. Pero hoy estoy muy orgullosa porque soy capaz de poner límites, y de cuidarme de situaciones y personas que me hicieron mucho daño, y que lo siguen haciendo. Pero he cambiado mucho gracias a mi esfuerzo en terapia”.

“Antes de empezar el tratamiento me sentía sola, triste y que no había esperanza para mi en mi vida”

A.M.

Si tú o alguien que conoces está lidiando con un trastorno alimentario relacionado con el trauma, es importante buscar ayuda profesional. La recuperación es posible y cada persona merece vivir una vida plena y saludable. Más información.

El próximo 3 de abril, de 17h a 20h, Ita A Coruña organiza una jornada en el Hotel Avenida Rda. de Outeiro, 99A, 15007 A Coruña.

Los procesos traumáticos como puede ser el abuso sexual en la infancia o adolescencia están íntimamente relacionados con los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). La necesidad de estar atentos a la detección del trauma es imprescindible para considerar las especificaciones del tratamiento y del acompañamiento.

El hospital de día de Ita A Coruña quiere ahondar sobre toda esta temática en la jornada que organiza en el Hotel Avenida.

Durante la jornada, Anabel González, psiquiatra, psicoterapeuta y doctora en Medicina dará una ponencia sobre los procesos traumáticos como el abuso sexual infantil y su relación en la aparición de los TCA.

Seguidamente se hará una mesa redonda donde Anabel González y Uxía Domínguez, directora de Ita A Coruña, hablarán sobre el abordaje de trauma y disociación en los TCA. En esta mesa estará moderada por Montserrat Guarda, coordinadora clínica de TCA de Ita.

Para acabar con la jornada se hará una visita al centro de Ita A Coruña para conocer las instalaciones y se llevará a cabo la firma de los libros que Anabel González ha publicado durante su trayectoria.

Para asistir a la jornada es imprescindible inscripción. Puedes inscribirte aquí.

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