De la educación a la economía: por qué en la digitalización no sobra nadie :: Prensa Ibérica para Telefónica

De la educación a la economía: por qué en la digitalización no sobra nadie

En una de las peores crisis humanitarias a las que nos hemos enfrentado
en las últimas décadas, la tecnología ha hecho posible que la vida no se detenga,
y ha puesto el foco en la misión de Telefónica de hacer nuestro mundo más humano, conectando la vida de las personas.


La velocidad de cambio que se ha experimentado durante este pasado año 2020 ha acelerado de una manera vertiginosa la transformación digital de nuestras sociedades y nuestras economías. Para Telefónica es vital mantener a las personas en el centro de esta revolución y de la transformación digital humana que España está llevando a cabo.

Durante las primeras semanas de confinamiento se produjo un aumento de la demanda de ancho de banda de casi el 40%, un crecimiento del tráfico de datos del 50% y un incremento de la voz móvil del 25%, y se llegó a registrar seis veces más tráfico de este tipo de comunicaciones de lo que suele ser habitual en nuestra Red, debido al aumento de videoconferencias.

La conectividad ha hecho que las barreras físicas desaparezcan, creando nuevos espacios sin fronteras donde cada día millones de personas se han mantenido en contacto con sus seres más queridos, y han podido teletrabajar, seguir sus estudios en remoto o disfrutar del ocio y el entretenimiento de otra forma. En la actualidad, no vivimos en una era de cambios, sino en un cambio de era, y este nuevo panorama plantea nuevos retos.

La vida en la red

La pandemia producida por la Covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia que han tenido las telecomunicaciones y la conectividad, frente a un mundo que parecía que se iba a parar. Sin embargo, internet ya no es ese ecosistema de datos y gigas que viajan por la red, es la vida de las personas, y es una realidad que se refuerza gracias a la revolución tecnológica en la que estamos inmersos.

Conectividad y crecimiento sin fronteras físicas

Desde el principio, las redes y las infraestructuras de comunicación han facilitado el progreso de las comunidades, ya que mejoran la calidad de vida de las personas, impulsan la prosperidad económica y también su educación. Por este motivo, es tan importante desarrollar una digitalización inclusiva en la que nadie se quede atrás.

En este sentido, Telefónica trabaja para conectar a las personas y borrar así la tan temida “brecha digital”, estimulando una formación constante a lo largo de toda una vida de manera que se pueda sacar todo el provecho posible al ecosistema digital y adaptarse a sus avances. Más ahora que la tecnología no para de evolucionar.

Sin embargo, la gran transformación que como sociedad estamos viviendo brinda un importante número de oportunidades de mejora para aprovechar. Y para hacer esto posible, ya Telefónica ha cubierto el 75% de la población con 5G este mismo año, y se ha fijado el compromiso de llevar la fibra al 100% de la población en 2025.

Líneas maestras para la digitalización

Esta transición tecnológica debe abordarse siguiendo unas líneas de trabajo que humanicen la digitalización, poniéndose al servicio de las personas y que beneficie a la sociedad en su conjunto. Para ello, a finales de julio Telefónica presentó su Pacto Digital, en el que recoge los postulados más importantes sobre estas cuestiones y propone unas líneas maestras, que renueven las políticas sociales y económicas y modernicen las democracias para la era digital.

El Pacto Digital hace dos propuestas principales. La primera trata de construir una economía digital más humana. Para proteger la dignidad y los derechos fundamentales de las personas en una sociedad basada en los datos, se ha creado la “Carta de Derechos Digitales”. Esta nueva economía apuesta por las soluciones colaborativas, defiende la equidad y la no discriminación, e invita a las empresas a contribuir a la mejora de las sociedades con una digitalización sostenible.

La segunda propuesta trata de generar y fomentar la confianza digital sobre el uso de los datos mejorando la ciberseguridad y la ciberresistencia, a través de una “seguridad por diseño” a lo largo de toda la cadena de valor digital. Además, la progresiva formación y empoderamiento de los ciudadanos para que puedan decidir cómo se utilizan sus datos y elegir cómo disfrutar del valor de los mismos, en un escenario de políticas sociales adaptadas a la digitalización. También plantea la necesidad de desarrollar una “ética de los datos”, que defina la responsabilidad de los intermediarios y que luche contra los contenidos dañinos e ilegales.