Veinte años lleva ya LA OPINIÓN como parte de nuestra ciudad, notaria de su día a día y con una personalidad propia que atrae a sus lectores. Enhorabuena por este aniversario y por muchos más.

Me invitan a un ejercicio de reflexión que agradezco, por la oportunidad y por lo apasionante de imaginar cómo será A Coruña en 2041. Es un ejercicio de riesgo, pero vamos allá. Esta es la Coruña que yo querría.

Querría una ciudad que haya crecido, acompasada con la sociedad en respeto, en convivencia y en pluralidad. Una ciudad en la que ya nadie tenga que guardar silencio en repulsa por la violencia. De cualquier tipo de violencia.

Querría una ciudad próspera, que hubiese recuperado la velocidad de crucero que llegó a alcanzar en 2015, cuando se convirtió en referente socioeconómico, tras el esfuerzo y los resultados del primer Gobierno local coruñés del Partido Popular.

Querría una ciudad con un solo Puerto, Punta Langosteira. Una Autoridad Portuaria con su deuda saldada por algún Gobierno que hubiese entendido que valencianos y coruñeses somos iguales, de idénticos derechos y dignos del mismo trato., lo que hoy en día no sucede.

Querría una Coruña que dedique el dinero por fin condonado a urbanizar la fachada marítima al gusto de los coruñeses: con espacios amplios y funcionales, que conviertan nuestra ciudad en un espejo en el que otras peleen por reflejarse. Dispuesta a empaparse de cultura y deporte.

Querría una Marineda llena de oportunidades, con empleo en cantidad y de calidad. Una ciudad que trabaje duro de día y duerma a pierna suelta de noche, confiada en que quienes la gobiernan ponen sus problemas por delante de las fotos.

Querría una Coruña con potentes polos de desarrollo. La de aquellas épocas doradas en que dábamos nombre y sede a financieras, eléctricas, industrias y manufactureras líderes en sus sectores. Con un comercio pujante y unos mercados resplandecientes. Donde triunfe quien se esfuerce.

Querría una ciudad limpia, sana, atractiva y coqueta. Con solución a sus basuras. Una Coruña verde, aseada, sin ratas, sin pintadas, sin vandalismo, sin ruidos a destiempo, sin malos olores y sin contaminación. Una ciudad cosida barrio a barrio, con equipamientos y servicios adecuados.

Querría una Coruña sana y sanitaria. Libre de pandemias. Con un nuevo Hospital preparado, como el que construye la Xunta por empeño de su presidente. Que ofrezca excelencia en sus instalaciones como la ofrecen ya sus profesionales, con los vecinos de A Falperra disfrutando del centro de salud donde ellos lo quisieron.

Querría una ciudad del futuro, con una gran intermodal para el AVE, un gran aeropuerto repleto de enlaces, un sinfín de cruceros, una red de carreteras amplia y segura, y un transporte público eficaz, pero asequible. Una ciudad para los coruñeses y para el turismo, en la que nadie se sienta forastero.

Querría, para ello, una ciudad en la que los gobiernos del Estado y del Ayuntamiento sean capaces de seguir el ritmo inversor, de ejecución y de compromiso del actual Gobierno autonómico, porque van seis años con la ciudad a cámara lenta, con el freno de mano puesto.

Querría, ustedes entenderán, una Coruña Popular. Querría, en cualquier caso, una ciudad en la que todos hablemos con todos y seamos escuchados. Una ciudad en la que ningún partido es excluido de los temas de futuro, como, por desgracia, sucede ahora con el Puerto o el Área Metropolitana. Una ciudad construida sobre el diálogo real, el respeto a todas las ideas y desde la responsabilidad sus gobernantes.

Esa, y no otra, es la Coruña que yo querría.