Constituye un desafío esbozar con rigor la radiografía de la economía y la sociedad gallega en una perspectiva a largo plazo, más aún cuando asistimos a momentos de profundas y disruptivas transformaciones, con cambios sustanciales en los campos económicos, social y asistencial, algunos de las cuales se han acelerado una vez entrada en escena la crisis que todavía estamos padeciendo.

No obstante, sí hay ciertas tendencias y movimientos que nos permiten atisbar algunos escenarios más que posibles que se desarrollarán en los próximos veinte años con una clara afectación a nuestra economía en su totalidad. Así, nos enfrentamos a importantes mutaciones medioambientales; a impactantes evoluciones demográficas y a nuevos movimientos urbanísticos; a una transición digital integral que impactará de lleno en nuestro tejido productivo y por lo tanto en el futuro del empleo; a nuevas relaciones en la esfera público-privada; y por supuesto a cambios en los entornos geoestratégicos que también afectarán a Galicia.

¿Cómo encauzar estos cambios que se intuyen, de la mejor manera posible? La pandemia que hemos sufrido y cuyos devastadores efectos económicos todavía deberemos combatir durante muchos meses, ha venido a condicionar la capacidad de las empresas para atender a los nuevos retos, pero también los ha convertido en mucho más estratégicos, si cabe.

Desde la CEG entendemos como una apuesta imprescindible de futuro la reindustrialización de Galicia, modernizando la industria existente y apostando por la promoción de nuevas industrias a través de proyectos estratégicos y tractores, que permitan abordar todo el ciclo productivo, y en todo caso sin renunciar a liderar aquellas fases de mayor valor añadido. Nuevas industrias sostenibles, digitales, competitivas y generadoras de empleo de calidad que refuercen la capacidad industrial de Galicia como factor fundamental de tracción de la economía y generación de riqueza y que sean capaces de adaptarse al futuro escenario demográfico hacia el que caminamos.

En este sentido, y con el actual Plan de inversiones de la Unión Europea, tenemos la posilibidad de acceder a recursos para afrontar los cambios e inversiones precisos que nos permitan abordar las inversiones productivas y el dimensionamiento y modernización necesaria de nuestra industria apuntalando nuestra competitividad futura como región.

No me cabe ninguna duda de que para conseguir el éxito en esta ardua tarea de configurar una mejor Galicia para el año 2040 debemos trabajar conjuntamente administración, empresas e instituciones. Así, si bien el nuevo escenario que se nos plantea requiere un cambio de modelo productivo, no es menos cierto que precisamos una remodelación en el ámbito de los servicios e infraestructuras públicas para conseguir su perfecta adaptabilidad a las necesidades que se avecinan.

Ojalá el diario LA OPINIÓN

A CORUÑA sea testigo de una próspera y sostenible evolución para nuestra tierra, y así nos lo cuente con la rigurosidad con la que lo ha venido haciendo desde su nacimiento hace 20 años. Mis mejores deseos para uno de los medios de prensa escrita referentes en el ámbito periodístico gallego cuando cumple su veinte aniversario.