El cierre de Lonxanet trunca un proyecto social que arrancó hace once años promovido por el profesor de Antropología Social de la Universidade da Coruña Antonio García Allut y apoyado por las cofradías de pescadores de Lira, Cedeira, Porto do Son, Cangas, A Coruña y Muxía. La iniciativa buscaba mejorar los ingresos de los profesionales del mar y fomentar la sostenibilidad de la pesca, por lo que recibió numerosos reconocimientos y quedó integrada en el proyecto Ashoka para cambiar el mundo, formado por emprendedores sociales y promovido por el estadounidense Bill Drayton. Precisamente, el pasado mes de junio este empresario recibió el Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional por su iniciativa.

La idea fundacional de Lonxanet era ofrecer a los consumidores o restaurantes un producto de gran calidad de las rías gallegas sin la intervención de intermediarios. Los clientes podían hacer un pedido por internet o por teléfono y la empresa se comprometía a entregarlo en un plazo máximo de 24 horas. Mientras, los beneficios obtenidos por la actividad tenían tres destinos: la Fundación Lonxanet para la pesca sostenible (el 50,7%), las cofradías que participaban en el proyecto (3,93%) y los socios privados (45,37%).

El objetivo final de la iniciativa era favorecer que los pescadores recibiesen un precio "justo" por sus capturas y desarrollar proyectos en defensa de la biodiversidad marina.

De hecho, los profesionales asociados a las cofradías tenían una triple vía de mejora de sus ingresos: Lonxanet pagaba un precio un poco más alto en primera venta por el pescado y el marisco adquirido que el resto de compradores -al no haber intermediarios-, cedía a los pósitos asociados un 3% de todas las compras que realizaba y a finales de año les entregaba ese 3,93% de los beneficios que correspondía a las cofradías.

Reservas marinas

El trabajo de la Fundación Lonxanet favoreció también la consecución de importantes logros en las costas gallegas para la protección de los recursos. Los profesionales de la entidad promovieron la creación de las reservas marinas de Lira y Cedeira para proteger los recursos vulnerables de la zona. De hecho, los científicos y los pescadores que faenan en las proximidades de estas áreas protegidas aseguran que ya se empiezan a notar los efectos de la limitación de la pesca, con más abundancia de productos del mar y mayor talla de los ejemplares.