El grupo Calvo suma varios ejercicios de buenos resultados, con continuos aumentos de los beneficios. El mes pasado decidió vender, junto a Novagalicia y otras cajas de ahorros, un 40% de las acciones de la empresa al grupo italiano Bolton. El consejero delegado de la compañía, Manuel Calvo García Benavides, asegura que, pese a esa decisión, la familia no pretende abandonar la firma y mantendrá su control a medio y largo plazo.

-¿Que supone para la empresa la venta de ese 40%?

-No supone ningún cambio operativo, de control de la compañía, de producción o ventas. Bolton es un grupo multinacional con un montón de productos de todo tipo y ha querido apostar por nosotros, lo cual agradecemos, con una inversión minoritaria y financiera. Pero nada va a cambiar a medio o largo plazo. La familia tiene la mayoría del capital, el control y la gestión.

-Pero sorprende que la familia vendiese más del 17% de sus acciones, al margen del 22% que tenían las entidades financieras.

-Eso siempre es bueno. El vender un poco incluso te refuerza, si no pierdes la mayoría. Cabe destacar que tampoco hubo peleas ni nada parecido en la familia. Se tomó una decisión y el que quiso vender un poquito lo hizo. Pero nadie abandonó el capital. Ese 17% no implica salidas de la compañía. Se vendió por razones internas y por el apetito del inversor de tener un poco más de capital que el porcentaje de las cajas. No tiene mayor lectura.

-¿Por qué eligieron al grupo Bolton? Había otras ofertas, como la del grupo coreano que quería el 100%...-Era la mejor solución. Estábamos muy contentos con las entidades financieras, que hicieron su labor en Calvo durante años, pero tuvimos que evaluar distintas opciones. La familia podía optar por recomprar esa parte pero lo descartamos porque nos coartaba el crecimiento y preferimos buscar un inversor sólido, con intención de ayudarnos, no de restar, y permitirnos ser más grandes. Bolton coincide con nuestra forma de pensar y hacer negocio. Primamos que tiene las mismas aspiraciones, compromisos e intenciones que nosotros para el futuro.

-En los mercados en que están las dos marcas, como el italiano, ¿será fácil adaptarse?

-Operamos de forma totalmente independiente y vamos a seguir así. Compartimos una filosofía de negocio pero son dos áreas totalmente distintas. Bolton hizo una inversión magnífica y punto. No hay ningún compromiso, la estrategia del grupo Calvo va a seguir igual que hasta ahora.

-Se habló de distintas ofertas pero, ¿cuántas hubo realmente?

-No puedo decirlo porque estoy sujeto a un acuerdo de confidencialidad con las empresas, pero sí le diré que hubo varias.

-Supongo que ahora mismo el grupo Calvo es muy apetitoso. Desde 2008, justo con el inicio de la crisis, logra año a año los mejores resultados de su historia...

-El crecimiento de 2009 y 2010 fue muy importante y ahora estamos logrando tasas menores, pero igualmente decentes. Hemos tenido suerte, el mercado nos ha venido de cara y creo que hemos hecho las cosas bien, con unos magníficos colaboradores y una gran empresa.

-¿Cuál es la clave de ese crecimiento? Pasó de los malos datos de 2006, cuando se hablaba de la venta del grupo, al estado actual.

-No hay una clave específica. La familia tuvo claro el camino a seguir. Se tranquilizó en momentos de malos, apostó por seguir unida y sacar esto adelante. Si quieres nombrar una clave, es esta.

-Las empresas de la pesca parece que resisten mejor la crisis. ¿Qué explicación hay?

-Del resto de conserveras no estoy al día pero las materias primas han subido mucho a nivel mundial. Nosotros, al tener la parte de pesca y la conservera, con los precios altos del pescado se beneficia la parte de pesca y con ellos bajos la conservera. Eso nos da estabilidad.

-¿Cuáles son los retos de futuro y los mercados a conquistar?

-Tenemos la vista puesta en la rentabilidad, en contener costes y ser eficientes. Es un punto clave desde siempre. En mercados seguimos apostando por América. Es el pilar del crecimiento futuro. Se suele destacar Brasil, pero es todo el mercado centroamericano, con Argentina y otros países donde vamos bien. Tampoco despreciaremos oportunidades en Europa. Parte del éxito es la marca y la calidad de nuestros productos.

-Están diversificando la actividad con productos como hamburguesas o salchichas. Ya parece un gran grupo de alimentación.

-Uno de los ejes de Calvo siempre fue el mercado del atún pero estamos enfocándonos a otro como el mejillón, metidos de lleno en que todo el que comercializamos sea gallego, con la Denominación de Origen Protegida. Son apuestas por nuestra tierra. Trabajamos en platos preparados que nada tienen que ver con el atún como callos con garbanzos, fabada, albóndigas, hamburguesas, salchichas... Y el objetivo es convertirnos, poco a poco, en una gran empresa de alimentación. No es el camino más sencillo pero es el que hemos emprendido y, por suerte, nos está saliendo bien.

-Las campañas publicitarias de Calvo siempre fueron llamativas. Parece que han abandonado un poco la promoción. ¿Por qué?

-Hay campañas más exitosas y menos. Ahora estamos con la de los platos preparados, El estómago rugidor, y con éxito. No se puede llegar siempre a las cotas que tuvimos con Jesús Puente y Juancho Menéndez o con Sacatum, publicidad que marca y traspasa el tiempo. Puedo asegurar que cada año gastamos más en publicidad y medios.

-¿Las redes sociales e internet tienen cada vez más peso?

-Sí, puede ser. Somos una empresa moderna y no despreciamos ningún medio. Las redes sociales y lo online ha crecido en estos años y se reparte más la acción. Intentamos gastar en proporción a nuestra facturación.

-De las campañas de Calvo, en sus 70 años de vida, ¿cuál cree más recordada y efectiva?

-En televisión hicimos publicidad en los últimos 32 años. La que nos colocó en el mercado fue la del año 78, con Juanjo Menéndez y Jesús Puente, continuada después con José Luis López Vázquez. Se estiró bastantes años y fue el inicio de que Calvo sea conocido como lo es hoy.

-¿Y económicamente?

-Es difícil cuantificar el éxito. Por premios a la creatividad, la del atún que le decía al médico que quería ser Calvo y le respondía: '¿Tú qué quieres ser, piltrafilla?'. Lo de piltrafilla caló en la sociedad. La de Sacatum, con esa canción pegadiza, pegó hace dos veranos y la estiramos hasta hace un año.