El secretario general de Pesca, Carlos Domínguez, sabe que este semestre es vital para el futuro del sector pesquero español. En febrero se celebró en Bruselas el Consejo de Ministros de Pesca de la UE en el que se flexibilizaron los plazos y objetivos de los descartes (capturas accidentales que son devueltas al mar ya muertas). La delegación española se mostró muy satisfecha, el sector no tanto.

-¿Qué es lo que podemos concluir hasta la fecha de las negociaciones de la política pesquera? ¿Vamos bien, vamos mal?

-Hacemos un balance positivo. Afrontamos esta negociación como una oportunidad y no como algo a lo que haya que resistirse. Dentro de la reforma y de las propuestas que hizo la CE y las negociadas en el Consejo, había cosas inaceptables y, en general, se han modificado. Había también cosas muy buenas y algunas han quedado rebajadas porque algunos estados miembros no las aceptaban. Y hay asuntos todavía en discusión. En general, creemos que después de esta reforma España va a estar mejor.

-¿Por qué?

-Por poner un ejemplo, sobre el rendimiento máximo sostenible para los stocks, la CE había propuesto unos plazos muy cortos que, en algunas especies, supondría casi parar la pesca hasta que se recuperaran. El plazo de 2020 que está ahora mismo nos parece más realista.

-¿Y los descartes?

-Bruselas planteaba prohibir todos los descartes y desembarcar absolutamente todo. Ahora hemos pasado a otro esquema. En primer lugar, solo se aplica a las especies sometidas a TAC y cuotas, podemos descartar especies no comerciales como equinodermos que no tienen utilidad. Y se reconoce en el acuerdo político que habrá que elevar los totales admisibles de capturas.

-¿Cómo beneficia esto a la flota española?

-Se van a tener que elevar los TAC porque deberán desembarcar lo que vayan capturando. Y esto es importante porque nosotros tenemos poca cuota. Y se nos da un tiempo mayor para adaptarnos al sistema, en las pesquerías demersales no se aplicará la obligación de descargar todas las especies hasta 2019.

-El sector no lo ve tan claro?

-Hemos logrado algo que, a mi juicio, no ha sido apreciado por el sector, y es la ruptura de la estabilidad relativa al obtener un 10% de flexibilidad entre especies. Esto significa que España podrá utilizar las cuotas que no se consumen, como la de gallo, para capturas accidentales de otras especies de las que España no tiene cuota a día de hoy: bacalao, eglefino, merlán, carbonero, lenguado? Ahora vamos a poder pescarlas computándolas contra especies que nos sobren.

-O no sobren?

-En nuestra opinión, aunque haya que pagarlo con cuotas que tenemos, es una ruptura de la estabilidad relativa, un logro importante.

-La postura del Consejo choca con la Eurocámara y, de paso, con la Comisión. ¿Quién ganará al final?

-No lo sabemos, en eso consiste la negociación. Pero el primer paso es conseguir una posición ambiciosa del Consejo de Ministros. Si se hubiera aprobado en la Eurocámara la enmienda sobre descartes que propuso Carmen Fraga y que, desgraciadamente, contó con el voto en contra del grupo socialista español, hoy estaríamos hablando de una posición del Consejo y el Parlamento mucho más cercana.

-La flota gallega de Gran Sol asegura que solo podrá faenar tres meses al año por el acuerdo sobre los descartes.

-Eso de que se van a reducir los días de pesca no concuerda con el hecho de que podamos, por un lado, aumentar los TAC y cuotas y, por otro, capturar especies para las que no teníamos cupo. Además van a tener una tolerancia del 9% inicial para los descartes. Este acuerdo no lleva a eso de faenar tres meses al año.

-¿Está de acuerdo con el sector en que la señora Damanaki es demasiado ecologista?

-Probablemente la propuesta de la Política Pesquera Común se ha hecho más de acuerdo con los grupos medioambientalistas que con el sector pesquero.