La mujer está preparada para trabajar en el sector pesquero pero queda excluida de puestos importantes como la capitanía de los buques por la tradicional masculinización del sector. Así lo entiende María Jesús Freire, directora del Observatorio Ocupacional de la Universidade da Coruña, que participó este viernes en el Seminario sobre el nuevo papel de las mujeres en las actividades marítimas.

-Cuando hablamos de las mujeres en la pesca solemos asociarlas al marisqueo, a las rederas, las conserveras... ¿A qué se debe?

-Es por tradición familiar. Ahora, con la crisis, se están incorporando varones al sector marisquero, pero el 97% son mujeres.

-Las mujeres están más presentes en la pesca artesanal. ¿Puede esto cambiar?

-Solo va a quedar en eso, en náutica no se emplean. Las chicas que hacen la carrera tienen dificultades para hacer los días de mar y tener el certificado europeo para navegar. Les cuesta que los navieros les contraten para acumular los días de mar necesarios para obtener el título.

-¿Solo por ser mujeres?

-Hay un techo de cristal que se tiene que hacer transparente. Tienen problemas, por ejemplo, para poder ser capitanas. Desde la universidad no se pude hacer absolutamente nada porque un barco es una propiedad privada. De momento en España muy pocos navieros confían en la mujer. Como mucho la meten para que haga las prácticas de tercero o cuarto oficial.

-¿Y qué organismo podría facilitar el cambio?

-En este caso el Ministerio de Agricultura. El sector comenta que desde la CE y el Parlamento Europeo hay fondos, pero las mariscadoras rebaten que los lobbys que hay en Bruselas no dejan que sus proyectos pasen ni el primer filtro.

-Y en el marco de la reforma pesquera, ¿se podría hacer algo?

-Se podría hacer el cambio. La ley debería estipular que tiene que haber representación de ambos géneros. La política económica puede ayudar. Si se reciben fondos puede haber un mejor reparto.

-Según los últimos datos de la Xunta solo hay cinco mujeres gallegas que trabajan en aguas comunitarias. ¿Qué le parece?

-Es un porcentaje bajísimo pero hay que reconocer que es una profesión muy dura. Es cierto que está totalmente masculinizada y no quieren ver a una mujer por el barco. La mujer puede hacer el trabajo de un hombre, pero no le dejan.

-Una bióloga se embarcó en NAFO durante una marea para estudiar la incorporación de la mujer pero encontró problemas como la distribución del buque?

-Justo, están diseñados por y para hombres. Para que haya una distribución para mujeres tiene que cambiar y ahí empieza un problema gordo. Los hombres se sorprenden si una mujer es capitana, están anticuados. Cerraron el círculo y no las dejan entrar.

-Si hay teorías que hasta dicen que una mujer a bordo da mala suerte?

-Eso es un disparate. Las rusas, lituanas o noruegas van en este momento en barcos grandes y suponen el 50% de los trabajadores.

-Hay otros países que, entonces, están mejor que España?

-En España en este sentido estamos atrasados respecto a Europa. A nivel europeo, los países desarrollados y nórdicos están muy en igualdad y aquí falta mucho por hacer.

-¿Cuál es la presencia femenina en las escuelas de náutica?

-El 3% solamente en el centro de A Coruña, es el que tiene un menor porcentaje de mujeres. El promedio en el resto es 59% de mujeres. Por otro lado, en las titulaciones relacionadas con lo naval solo representaron el 20% en el último año.

-Y las mujeres que se forman, ¿acaban trabajando de lo suyo?

-Muchas se quedan inactivas. Todos los sectores navales, en general, desde administrativa hasta ingeniera, el 75% de los empleos son para varones y las mujeres ocupan los empleos más bajos.

-La mujer parece tener más presencia principalmente en el ámbito científico?

-Tampoco hay mucha presencia. Aumentó pero es muy inferior a la de los varones. Pero esto va cambiando más rápido. Cuando la mujer alcanza la formación juega con las mismas cartas, pero cuando es un puesto público. En lo privado el empresario elige mayoritariamente a los hombres.

-¿Se conseguirá la igualdad en el futuro?

-No al 50%, pero sí que se va a conseguir una mayor presencia de mujeres, aunque costará mucho.