Los efectos de la crisis se han hecho notar en el consumo de dos de las especies que más triunfan en los mercados gallegos: la merluza y la pescadilla. Los hogares de la comunidad consumieron 12.364 toneladas de estos pescados el pasado ejercicio, frente a las más de 16.000 de cuatro años antes, lo que supone un descenso de casi el 25%. Al igual que ellas, otras especies como la sardina o la caballa también sufrieron los efectos de la crisis, según muestran los datos de consumo publicados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Y es que las familias gallegas compraron en 2012 un 14% menos de productos del mar -pescados, mariscos y conservas- en comparación con 2008. El conjunto de la población gallega adquirió el año pasado cerca de 89.000 toneladas de especies marinas, frente a las más de 103.000 de cuatro años antes.

En el caso concreto del consumo de pescado, el descenso se sitúa en el 10%, con un total de 51.977 toneladas adquiridas el pasado ejercicio frente a las 57.748 de 2008. En lo que se refiere al gasto de los gallegos en estos productos, la cifra disminuyó más de un 9% en los últimos cuatro años, al situarse en casi 345 millones de euros en 2012, frente a los 380 de 2008. Los datos recopilados por el Gobierno muestran importantes descensos en algunas especies:

Caballa. La escasez de cuota y el pago de la sanción por sobrepesca en 2010 hizo que el consumo de esta especie descendiese más de un 16% al haber menos producto en los mercados. Además, los hogares gallegos gastaron un 12% menos en este pescado el pasado año (4,7 millones de euros) respecto a 2008 (5,5 millones).

Sardina. El consumo de este pescado cayó casi un 30% desde el inicio de la crisis. Si en 2008 los hogares compraron casi 4.000 toneladas, el pasado ejercicio la cifra descendió hasta las 2.148. Esta bajada puede deberse al mal estado del recurso, tal y como alertaron los científicos en varias ocasiones, y a las escasas capturas de los últimos años, lo que provocó un aumento del precio medio del pescado, que subió de los 3,68 euros el kilo de media a 4,91 en solo cuatro años.

Lubina. El consumo de esta especie por parte de los gallegos cayó más de un 5% en los últimos años, lo que no impidió que los ingresos por su venta subiesen. En 2008 los gallegos gastaron, en conjunto, 8,3 millones de euros en este pescado y en 2012 más de 8,6.

Rape. En Galicia llegaron a los hogares 2.092 toneladas de este pescado, frente a las más de 2.550 de 2008, un 18% menos.

Lenguado. A pesar de que el consumo del lenguado fresco aumentó un 3%, los gallegos redujeron sus compras del producto congelado, más de un 30%, en los últimos años.

Bacalao. Las compras de esta especie por parte de las familias de la comunidad gallega aumentaron más de un 6% desde el inicio de la crisis. Todo gracias a su venta como producto congelado, que se incrementó cerca de un 15%, y que implicó un incremento de la recaudación por su comercialización de más de un millón de euros entre 2008 y 2012, al rozar los 8 millones el pasado ejercicio.

EAtún y bonito. Estos dos pescados consiguieron salvarse de la caída del consumo al aumentar sus ventas más de un 12% en los últimos años, pese a que su precio se incrementó en 30 céntimos el kilo desde 2008.

Rodaballo. Esta especie, que llega a los mercados procedente fundamentalmente de la acuicultura, registró un importante aumento en la demanda, del 26%. Si en 2008 fueron 725 las toneladas consumidas en Galicia, el año pasado la cifra subió hasta las 913 toneladas. Una de las causas pudo ser su descenso de precio en los puntos de venta, que bajó de 9,26 euros el kilo a 8,47.

Salmón. Este pescado también registró un alza en el consumo. En 2012 se comercializaron 2.755 toneladas en la comunidad gallega, frente a las 2.297 de cuatro años antes, lo que supone un incremento de casi el 20%.

Pulpo y calamar. Estos dos cefalópodos tampoco se libran de los efectos de la crisis, ya que los gallegos pasaron de consumir 9.573 toneladas de estos productos hace cinco años a 6.309 en el ejercicio pasado, lo que significa una caída de casi el 35%. En el caso del pulpo puede deberse a las escasas capturas de los últimos años. Además, las familias compraron un 50% menos de producto congelado, por lo que su consumo per cápita se redujo a la mitad.