La situación por la que está pasando la flota coruñesa que opera en Gran Sol, que en los últimos meses ha sido "víctima" de una "persecución" inspectora y que verá acentuados sus problemas con la prohibición de los descartes, ha llevado al presidente de la asociación coruñesa de armadores Arpesco a presentar su dimisión. "Ante la impotencia que siento, no me queda más remedio que dimitir", explica Jesús Etchevers, que, tras 32 años al frente de la asociación, pondrá punto final a su andadura cuando finalice este mes de junio. Dos son los motivos principales que le llevan a tomar esta decisión: la "discriminación" que sufren los buques coruñeses en materia de inspección y la "falta de firmeza" del Gobierno español a la hora de defender a la flota en el marco de la reforma de la Política Pesquera Común (PPC). "Ya han llenado el vaso. Es un atropello a la flota que yo no puedo soportar", sentencia.

Y es que Etchevers ha denunciado desde hace meses la "persecución" que sufre la flota coruñesa de Gran Sol, desde que el Gobierno suspendió la licencia al pesquero Siempre Elife por una supuesta infracción al declarar los datos de descarga. "Lo que pasó es una vergüenza, basta con ver los informes en los que los inspectores cuentan cómo estaban escondidos en un coche para vigilarlo", critica el aún presidente de Arpesco. Finalmente, tras las inspecciones, vino la suspensión de licencia a tres buques de la asociación, algo "inadmisible" para Etchevers. "El trato de la Administración es injusto y desproporcionado, además de no ajustarse a la ley de pesca española", critica.

Y es que la asociación denuncia que Pesca retiró las licencias cuando dos de los buques todavía disponen de cuota en "algunas zonas" del caladero comunitario. La gota que colmó el vaso llegó la semana pasada, cuando el Gobierno devolvió la licencia al Nuevo Amada Primero pero con condiciones: no puede capturar merluza y debe desembarcar todo en A Coruña en presencia de un inspector. "Es totalmente inadmisible", denuncia Etchevers.

"Todo esto está pasando solo en A Coruña, mientras en otros puertos trabajan igual que los nuestros pero no son perseguidos como aquí. Hay una clara persecución discriminatoria por parte de los inspectores", denuncia Etchevers. "No puedo seguir representando a una asociación cuyos socios están siendo humillados y perseguidos", añade.

El presidente de Arpesco achaca también a las gestiones del Gobierno en la reforma de la PPC su dimisión. "Da conformidad a un sistema (el de los descartes) que supondrá la eliminación de la mayor parte de la flota de Gran Sol. Es una actitud rayana en el servilismo", critica Jesús Etchevers. Todo esto le lleva no sólo a dejar su cargo de presidente en Arpesco sino también a augurar la "desaparición" de la asociación. "No tendrá más remedio que desaparecer, pero yo voy a seguir ayudando", explica.

Por el momento, su cargo lo ocupará a partir de julio el actual vicepresidente de la asociación, Francisco Correa. "Es el armador más potente, descendiente de una familia de armadores y experto en economía. La asociación quedará en buenas manos", asegura Etchevers, en referencia al hombre que le sucederá en el puesto.

Fue en el año 1981 cuando Jesús Etchevers llegó a la presidencia de Arpesco, siendo armador de dos buques con los que trabajó en Mozambique, Angola o en el Sáhara español. Tras sufrir el incendio de uno de sus barcos y vender el otro, Etchevers presentó su dimisión, pero los socios decidieron cambiar los estatutos de la asociación para que, a pesar de que ya no era armador, pudiese seguir en el cargo de presidente. "Cuando me jubilé, hace unos años, me pidieron también que siguiera, y así lo hice y sin cobrar ninguna retribución", señala.

En estos 32 años al mando de la asociación, Jesús Etchevers ha sido conocido por su clara defensa del sector pesquero gallego -especialmente el que opera en Gran Sol- y por criticar sin tapujos a la Administración, tanto a la gallega como a la española y comunitaria.