Los armadores de artes menores claman desde hace años por que el Gobierno, la Xunta y la Comisión Europea definan con realismo el segmento de flota artesanal y ahora que Bruselas está a punto de decidir -lo hará en octubre- qué parte de los 5.500 millones de euros en ayudas del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) recibirá cada país, han decidido dar la batalla.

La Asociación de Armadores de Artes Menores de Galicia (Asoar-Armega) iniciará una campaña de movilizaciones y recogida de firmas en coordinación con organizaciones no gubernamentales (ONG) y asociaciones agrupadas en la Plataforma Europea de Pesca Artesanal para exigir a la Comisión Europea una definición de la flota artesanal "más justa", según explicó ayer su presidente, José Luis Rodríguez, tras una asamblea.

La nueva definición no debe regirse, según Asoar, por la eslora de los barcos ni por la duración de sus mareas -como defiende el ministro Cañete y las cofradías- sino en función de las artes (nasas, trasmallos, palangrillos, betas, miños, entre otras) que emplean, "pasivas y más respetuosas con el medio" que las industriales, como el arrastre.

Tras el consejo de ministros de Pesca europeos del pasado día 15, que cerró un acuerdo sobre los criterios del reparto de ayudas, la Comisión tendrá que votar la distribución por países, en octubre. Asoar-Armega advierte de que con el criterio actual -Bruselas considera pesca artesanal todos los barcos de menos de 12 metros de eslora-, al menos 200 pesqueros gallegos quedarán excluidos del reparto. "El Gobierno y la Xunta no han presentado ante la Unión Europea su definición de flota artesanal y así, tienen una posición muy débil en las negociaciones", asegura Rodríguez. En Asoar existe además la preocupación de si los barcos que queden fuera de la flota artesanal mantendrán sus permisos.