La flota gallega que participa en la costera del bonito en el Cantábrico está en pie de guerra contra los buques comunitarios con los que comparte caladero y pesquería. Y es que, según denuncian los armadores, los barcos abanderados en Reino Unido, Irlanda y especialmente Francia están "esquilmando" el recurso con el uso de artes de arrastre -mientras los españoles utilizan sistemas de pesca "más selectivos"- y con ello, aseguran, están sobrepasando las cuotas que tienen asignadas. Ante esta situación, la flota de Burela -puerto líder en descarga del recurso- envió ya una queja a la Secretaría General de Pesca que, consciente del problema, se comprometió a aumentar los controles del consumo de cuota de los buques foráneos a través de la venta del pescado a las conserveras españolas.

Es un problema "que viene de hace años" pero que no quieren que siga produciéndose, afirma la flota. "Van varios años en que la flota observa cómo barcos de Francia, Irlanda y Reino Unido capturan bonito en grandes cantidades cuando tienen una cuota muy limitada, muy pequeña para poder sostener esta pesquería. Y cada vez hay más barcos de arrastre comunitarios en el caladero", denuncia la gerente de la Organización de Productores de Lugo, Mercedes Rodríguez, que tramitó la queja en representación de la flota que participa en la campaña.

Ante esta situación, la Secretaría General de Pesca confirmó a la flota que está "tratando de controlar" el consumo de cuota de los barcos abanderados fuera de España y que va a realizar controles en "la siguiente fase": las conserveras. "A través de la comercialización podrán detectar si esos países están cumpliendo o no con sus cuotas, porque todas las cantidades que ellos pescan acaban entrando en España y eso hace que baje el precio del producto para la flota nacional", explica Rodríguez. "Ya avisamos a la Secretaría antes de que empezase la campaña, porque sabíamos que iba a pasar como ya observamos en años anteriores", añade.

La flota gallega -junto a la asturiana y la vasca- denuncia, además, que los barcos comunitarios les siguen "la pista" a través del sistema de posicionamiento (AIS) -obligatorio para todos los buques a partir de determinado porte- y esperan a la noche, cuando los buques españoles tienen prohibido faenar, para "esquilmar" el caladero con artes de arrastre. "Ellos hacen el seguimiento de donde trabajan los barcos españoles, que tienen más conocimientos y habilidades, y esperan a la noche para pescar bonito en grandes cantidades allí donde los españoles estuvieron por el día. Al día siguiente los españoles se encuentran con que no queda ni un solo ejemplar", denuncia Miguel Neira, gerente de Armadores de Burela (ABSA), que explica que las embarcaciones gallegas utilizan "solamente" artes selectivas como la cacea, la caña o el cebo vivo. "Hay una gran desigualdad entre nuestra flota y las otras", sentencia.

"La forma de trabajar de los buques de Francia, Irlanda y Reino Unido, que tienen una gran capacidad, impide el trabajo de nuestros buques, a los que dejan sin bonito en la zona en la que estaban", critica la gerente de los productores lucenses, que explica que esto conlleva "más gastos" para la flota gallega, que debe poner rumbo a una nueva zona para "volver a empezar".