La flota que participa en la campaña de la anchoa en el Cantábrico lleva años tratando de sacar adelante un sello distintivo que resalte la calidad del producto que se captura en el golfo de Vizcaya y diferenciarlo del procedente de terceros países. La falta de fondos, el hecho de que se trate de un caladero "muy amplio -que comprende desde Galicia hasta el Bidasoa- y la "necesidad" de apoyos dificulta la creación de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), tan deseada por el sector. Aún así, la flota gallega asegura que no tirará la toalla y que "luchará" para que la denominación de origen de la anchoa sea una realidad.

Van ya cuatro años desde que se puso sobre la mesa la propuesta de crear un sello distintivo para que el consumidor sepa claramente el origen y la trazabilidad de la anchoa que compra, pero las gestiones parecen no avanzar. "Llevamos ya varios años de reuniones para tratar de poner en marcha esta iniciativa, pero hay varios aspectos que lo dificultan", comenta el secretario de la Federación Galega de Confrarías de Pescadores, Xoán Manuel López. El mayor problema con el que se encuentra el sector es la falta de fondos que financien la iniciativa. "Se requieren unos medios económicos importantes, tanto para montar todo el sistema como para después promoverlo. La crisis actual hace que tanto las comunidades autónomas como la Secretaría General de Pesca no se animen a apoyarlo", explica López.

Pero este no es la única limitación. "También está habiendo dificultades por tratarse de un territorio tan amplio, que va desde Galicia hasta el Bidasoa, y que implica a cerca de 300 barcos", añade el secretario de los pósitos gallegos. Y es que el sector quiere ir todavía más allá e incluir también a la flota francesa que participa en la costera de la anchoa, que comparte caladero con los buques españoles. A todo esto se une un tercer obstáculo: la falta de posicionamiento de la patronal conservera Anfaco-Cecopesca. "Anfaco no tiene definido un apoyo claro a nuestra propuesta, y eso tampoco nos favorece", denuncia López.

Son varias las reuniones celebradas entre las distintas administraciones -la central, la gallega, la vasca y la cántabra- en los últimos años para crear la IGP de la anchoa pero el impulso final todavía no ha llegado. Y parece no estar entre los asuntos prioritarios de los gobiernos implicados.

Ante esto, el sector busca apoyos en algún proyecto promovido por la UE para la distinción y promoción de productos pesqueros. Y es que ese es el objetivo de la flota: diferenciar la anchoa del Cantábrico de la que entra en España procedente de países como Marruecos, Italia o Perú. "Hay pruebas de que aquí entra producto de fuera que se vende como si fuese del Cantábrico y nosotros queremos proteger nuestra marca", comenta López.

A pesar de los inconvenientes, la flota gallega se muestra optimista y confía en obtener algún día no muy lejano la deseada IGP. "Tenemos una ventaja, y es que todo el sector está de acuerdo y no tira la toalla. Eso es meritorio. No vamos a tirar al traste todo esto después de todo lo que hemos luchado", concluye López.