Los cinco armadores de cerco que protagonizaron el pasado martes un encierro en el Parlamento gallego volvieron ayer a O Hórreo para retomar las negociaciones y buscar una salida al problema del reparto de cuotas. Eso sí, pusieron una condición: que el encuentro no fuese con la conselleira do Mar, Rosa Quintana. "Ella ya no nos vale. Nos trató mal, no nos solucionó nada y aún encima nos ha criticado", comentó uno de los armadores. Después de más de dos horas esperando en la Cámara gallega a ser atendidos, el portavoz de Pesca del PP, José Manuel Balseiro, informó a la comisión de marineros que el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, les recibiría por la tarde.

Y Rueda cumplió, pero hubo sorpresas. El vicepresidente del Ejecutivo autonómico llegó al encuentro en San Caetano acompañado de la conselleira, con la que los representantes del cerco se negaron hablar si no perdía "perdón público" por los comentarios en los que, según el sector, la titular de Mar les llamó "vándalos". "Ella dijo que nunca nos criticó y nosotros decidimos irnos. Nos negamos a hablar con ella y nos fuimos", explicaron asistentes a la reunión. Y lo cierto es que Quintana nunca les llamó vándalos, pero sí que puso en duda los motivos de su amarre, criticó que las protestas se deben a la "manipulación" de "dos o tres", además de calificar a los manifestantes de "gente no civilizada" o "algunos locos que tiran piedras". La conselleira llegó a poner en duda, además, quiénes son los que se manifiestan:"si armadores, tripulantes o gente ajena al sector".

Quintana pidió perdón a lo largo de la tarde -según explican los armadores-, por lo que el sector vuelve a estar "abierto" a negociar con ella.