Barreras eléctricas, redes, trajes especiales, repelentes... Australia ha declarado la guerra a los tiburones. El aumento de los ataques de grandes escualos a bañistas pero sobre todo a surfistas en las costas del continente australiano ha llevado a las autoridades locales a probar todo tipo de soluciones anti-tiburones con el objetivo de asegurar la seguridad en sus playas y no perjudicar a su potente sector turístico. Uno de los últimos sistemas en implantarse, y que está avalado por los buenos resultados obtenidos en otra de las costas más castigadas por ataques de tiburón en el Índico, isla Reunión, son las balizas inteligentes. Científicos del estado de New South Wales (Sureste de Australia) han empezado a testar este sistema con boyas satelitales desarrolladas por la gallega Marine Instruments, que ya había participado en el proyecto de Reunión.

El funcionamiento de los drum line o trampas acuáticas para grandes escualos es sencillo. Se componen de una línea de boyas que se fondean a cierta distancia de la costa y que llevan uno o varios anzuelos con carnada, un sistema de imanes y una boya satelital similar a la que utilizan las flotas atuneras para la detección de los bancos de atún. Cuando el tiburón muerde la carnada activa el sistema y la boya -en este caso, desarrollada por Marine Instruments- alerta a un equipo de científicos que a través de información GPS se desplazan en un plazo no mayor de diez minutos al punto de captura. El índice de supervivencia de los escualos es del 90%, según las pruebas realizadas. Una vez en la boya, el equipo marca al animal para un control posterior y lo libera si no entraña riesgo -por su especie o tamaño- o lo traslada mar adentro, lejos de las zonas de baño y surf.

Las primeras pruebas en el estado australiano de New South Wales se realizaron el pasado diciembre y los científicos locales contaron con la ayuda de varios expertos que participaron en el despliegue de una quincena de estos drum line en Reunión. En esta isla del Índico, más de un centenar de grandes tiburones tigre y toro han sido sacrificados desde su implantación mientras que las especies inofensivas y los ejemplares más pequeños fueron liberados. En Australia, por contra, no se prevé el sacrificio de los animales, sino su liberación en zonas alejadas de la presencia de bañistas y surfistas. El primer drum line australiano se probó en la zona de Bellinger River, donde se capturaron cuatro tiburones toro pequeños que fueron marcados y liberados.

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El gran blanco

Pero el principal target del sistema es el "gran blanco", la especie más peligrosa y temida de las costas australianas. Los drum lines serán fondeados en zonas más alejadas para probar su eficacia con estos animales, cuya longitud más frecuente en ejemplares adultos es de entre 4 y 5,5 metros. Hasta ahora, este programa de captura en vivo (Catch-a-live System) solo se había realizado en las costas australianas desde buques pesqueros (se atraparon y marcaron un total de 14 tiburones blancos que fueron liberados posteriormente mar adentro), pero no con boyas inteligentes.

En la lucha contra los ataques de tiburón, las autoridades locales están probando todo tipo de dispositivos, desde barreras eléctricas subterráneas alimentadas con la energía de las olas y dispositivos que llevarían puestos los bañistas y surfistas a barreras rígidas de nilón capaces de resistir la fuerza de las corrientes marinas -frente a las mallas más finas, que dañan más el ecosistema- o trajes que camuflarían la silueta con el fondo marino.