La frase se repetía constantemente en la vieja canción. Y esta renace tras la promesa hasta ahora incumplida de la conselleira do Mar, de reunirse con las integrantes de la asociación de mujeres del cerco. Un compromiso verbal de Rosa Quintana establecido en Muros hace semanas y que, a día de hoy, no se ha cumplido. Las mujeres del cerco, obviamente, siguen a la espera de que la máxima responsable de la Consellería do Mar las llame para poder explicarle su punto de vista en lo que atañe a una pesquería que no levanta cabeza, a pesar de que Rosa Quintana, en un programa de V Televisión, reiteró que "la actividad del cerco permite vivir".

También se repitió la conselleira cuando dijo que "no hay problemas con los históricos", refiriéndose al sistema de reparto que el sector cerquero gallego no quiere; que se han perdido unas diez mil toneladas de pescado y dio a entender que el cerco no es un arte del que no se pueda vivir bien porque "lo que es medible no es opinable". Cuestión zanjada.

Mientras tanto, los cerqueros se encuentran con la triste realidad de una pesquería que, después de tres meses de parada "voluntaria", está peor que cuando se amarraron los barcos y sus tripulantes y armadores tomaron la decisión de levantar en San Caetano sus tiendas de campaña multicolores como evidencia de su disconformidad con un sistema de reparto de cuotas que siguen considerando injusto.

A esta triste realidad se une la constatación de la división múltiple. Porque el cerco está más dividido que cuando los 120 socios de Acerga comenzaron a clavar en tierra las picas de sus tiendas de plástico y loneta: una veintena de barcos se han integrado en otra asociación -Cerqueiros Galegos- y otro grupo de barcos se mantienen fieles a los postulados de las distintas cofradías de pescadores.

No hay, por ahora, síntomas de que la conselleira se entreviste con las mujeres de los cerqueros, además de rederas y mariscadoras, y estas albergan ya pocas esperanzas de que algún día se concrete la fecha del encuentro. Estiman que fue una salida de Quintana para evitar los "apupos" de un personal que exigía aclaraciones que nadie les concedió.

Pero el ánimo de las mujeres no decae. Y hasta es posible que ellas mismas reediten la protesta con otra acampada por tiempo indefinido antes de que se convoquen elecciones autonómicas en Galicia.