El Gobierno francés aprobó recientemente una enmienda para prohibir la pesca de arrastre de sus barcos tanto en aguas nacionales como internacionales. La idea partió de la Comisión de Desarrollo Sostenible de la Asamblea Nacional y fue apoyada por la secretaria de estado de la Biodiversidad, Barbara Pompili, y luego fue aprobada por el Parlamento y el Senado.

El sector pesquero español, y en especial el gallego, está preocupado por la decisión de Francia, mientras en el seno de la Unión Europea también se debate la prohibición del arrastre por debajo de los 800 metros de profundidad. La flota española afectada, representada por la Confederación Española de Pesca (Cepesca), teme que la decisión sirva para hacer más presión en los diálogos a tres bandas entre el Consejo de Ministros de Pesca, el Parlamento y la Comisión Europea -los llamados trílogos- sobre el veto a este arte, lo que podría suponer una aplicación general a todos los buques de la UE. La reacción del sector en Francia, representado por la Cooperación Marítima, no se hizo esperar: "Deseamos expresar nuestra más enérgica protesta acerca de la reciente aprobación de la enmienda que prohibe la pesca de arrastre".

Mientras, desde Cepesca están convencidos de que se va a producir una prohibición del arrastre en la UE, pero desconocen a qué profundidad. Lo que sí está claro es que la posición de Francia será más dura en los trílogos y todo ello pese a que la flota denuncia que esta opción carece de estudio científico alguno. La última investigación realizada por el Consejo Internacional para la Exploracion del Mar (CIEM) señala una disminución de la huella que produce el arrastre de fondo.

El sector asegura que la decisión de Bruselas de dar este paso para la prohibición del arrastre nace de las presiones externas que recibe de un lobby conservacionista, sobre todo de la ONG estadounidense PEW, que busca la prohibición del arte a cualquier profundidad, lo que afectaría, por ejemplo, a toda la flota pesquera del Gran Sol.