Un mercado de casi 320 millones de habitantes, previsión al alza de consumo per cápita y una moda, la de la comida saludable, que trata de asentarse entre tanta freidora. Son los motivos que empujan a la industria pesquera gallega a fijarse en Estados Unidos, un país que, según las estimaciones de la FAO y la OCDE, en 2024 superará a Canadá en gasto en pescado por habitante con 23,7 kilos al año. Sin embargo, de momento, y pese al esfuerzo manifiesto de gran parte del sector, el consumidor norteamericano no responde y las exportaciones cayeron en lo que va de año a los niveles más bajos desde 2010.

1.084 toneladas de productos de proteína marina (pescado congelado, conservas y elaborados) partieron de Galicia rumbo a EEUU , frente a las 1.476 del mismo periodo de 2015 (de enero a julio). En cuanto al valor de la mercancía, el descenso de las ventas fue del 9,5%, por debajo de los 6,2 millones. Estos datos no coinciden con la evolución general de la industria, ya que las exportaciones alcanzaron otro récord este año (1.053 millones hasta julio), un 7% más que hace un año.

El pico se logró en 2011 gracias al tirón del pescado congelado (sin elaboración), que coincide con las mejores ratios de ventas de Pescanova (1.356,6 millones, por debajo de los de 2012, influenciados por la reducción de stock) y con una industria americana casi en ciernes. Ese año (también hasta julio), y solo de producto congelado sin elaboración, se exportaron 302 toneladas por 3,6 millones de euros; en 2016 se vendieron 116,4 toneladas por apenas 162.800 euros, de acuerdo al balance oficial de la Secretaría de Estado de Comercio. Solo los cefalópodos tienen un mejor comportamiento que entonces, con 343 toneladas vendidas por casi 2,1 millones.

Desde 2011 el sector en Estados Unidos experimentó un crecimiento exponencial. En 2011 Pescanova ocupaba el cuarto puesto mundial por volumen de ventas -ahora no está entre los veinte primeros- y no había ninguna empresa norteamericana en el top 10. Desde 2014 han emergido compañías como Red Chamber, Tri Marine, Trident Seafoods, Pacific Seafood o el grupo Cargill, que el año pasado cerró la compra del mayor proveedor de pienso para acuicultura del mundo (Ewos). El único producto que ha aguantado el tirón de exportaciones a EEUU han sido los elaborados de crustáceos (langostinos o camarones) y moluscos (mejillón, calamar, potón o pulpo), con 503 toneladas exportadas hasta julio por casi tres millones de euros. Esta es la tendencia: Productos listos para consumir o que necesiten poca elaboración, no el pescado envasado sin ningún aderezo.

Este es el reto de la industria gallega, que todavía depende en exceso del pescado congelado. Pescanova acaba de incluir al mercado norteamericano dentro de su target principal (junto con España, Portugal, Francia e Italia, los Big 5), y Ultracongelados Alfrío ya tiene al consumidor estadounidense como uno de sus principales clientes. En plena recuperación está Fandicosta, que se ha marcado también EEUU como gran apuesta. La conservera Orbe ya vende a este país más de la mitad de su producción.