El caladero que más afectado se vio por la reducción de buques gallegos fue el de pesquerías comunitarias, donde el 52% de las embarcaciones desaparecieron desde 2004 hasta las 69 que hay actualmente. Dentro de este, el arrastre, con un 68% de buques menos, es el más afectado, seguido del palangre de fondo, que perdió en torno al 32% de sus unidades en doce años. El año pasado, tan solo arrastre (tres barcos) y palangre de fondo (2) vieron reducido su número de unidades, mientras que el cerco sumó una.

El caladero nacional tenía registrados 4.257 buques al cierre de 2016, lo que supone un 19,6% menos que en 2004. El arrastre es de nuevo la modalidad más perjudicada, con un descenso de 38%, seguido del cerco, palangre de superficie y fondo y de las artes menores, que rondaron el 20% de pérdidas. Sin embargo, con respecto al año pasado, apenas tuvo variación: el arrastre perdió tres buques; artes menores, dos, y el cerco aumentó un barco en este caladero.

Las pesquerías internacionales tienen censados actualmente 104 buques, un 14% menos que en 2004. El cerco fue en este caso la modalidad que más barcos perdió en los últimos doce años, con el 40%, frente al 30% del arrastre y al escaso 1,5% del palangre de superficie. A pesar del significativo descenso de embarcaciones desde el inicio de este registro, el cerco consiguió mantenerse estable el año pasado con respecto a 2015, mientras que el palangre de fondo perdió dos barcos y el arrastre ganó uno.