Javier Touza habla como un lector ávido, de los que siempre tienen hambre de más. Conocedor como pocos de lo que se juega Galicia con la salida de Reino Unido de la Unión Europea ( Brexit), como presidente de la Fundación para la Pesca y el Marisqueo (Fundamar), será la cara de un sector que afronta su mayor reto en tres décadas.

-En Londres han cambiado las cosas, hay mensajes nuevos sobre el proceso negociador.

-La estrategia inglesa ha ido evolucionando, primero con un Brexit muy duro, pero ahora se está hablando de un Brexit a la carta. La última propuesta es que le den un periodo de gracia de tres años con una unión aduanera temporal y, durante ese periodo, negociar con terceros y libres de ataduras.

-¿Qué le ha parecido ese planteamiento?

-Lo que más me ha gustado ha sido la reacción del Parlamento Europeo, que ha dicho que eso es una fantasía. Si el 27 de marzo de 2019, cuando se cumplen dos años de las negociaciones, no hay acuerdo, Reino Unido sale de la UE y punto. Ellos presionarán mucho en este sentido para tener un periodo largo de transición, pero eso es inaceptable. Quieren tener esos tres años para negociar con terceros, pero o estás o no estás, y mientras esté en la UE la única que tiene capacidad para negociar con otros países es Bruselas.

-¿Cuál es el timing ahora?

-Antes de acabar octubre tiene que haber un preacuerdo sobre la factura del divorcio, la cantidad a compensar. También sobre el derecho de los inmigrantes, que al sector pesquero nos afecta mucho, y la frontera sobre las dos irlandas. Esta última es una cuestión de carácter político, pero mucho me temo que quieren evitar fronteras físicas entre ellas para meter de rondón en la UE los productos ingleses vía Irlanda.

-Habla de utilizar un modelo como el noruego.

-Hay precedentes. ¿Por qué no vamos a un modelo como ése? Que acepten las normas comunitarias, que contribuyan como hasta ahora al presupuesto comunitario y así hay libre acceso a los recursos, con lo que los barcos pueden seguir pescando y los productos ingleses entrar sin aranceles en la UE. A día de hoy es lo que sería más favorable para todas las partes, lo menos traumático.

-¿Qué están haciendo desde el sector?

-Recogiendo todo tipo de argumentos desde el punto de vista empresarial, que lo está haciendo Europêche, Cepesca, EUFA? También a través del Consello Galego de Pesca, el Comité de Regiones? Ponemos de manifiesto que las repercusiones del Brexit pueden ser muy negativas para Galicia, especialmente para la automoción y la pesca. Pero hemos decidido utilizar un instrumento como Blue Fish Europa, cuya presidencia la está ostentando ahora España.

-¿Por qué?

-Porque abarca intereses no solo empresariales, sino también de pescadores, rederos, transformadores, mariscadores, astilleros, frigoríficos? Un abanico muy amplio de actividades que se pueden ver afectadas también. Reflejaremos el impacto real que puede tener el Brexit en toda la cadena dependiente de la pesca, no solo en el sector extractivo. No queremos que la pesca pueda ser moneda de cambio; si buscamos salir airosos de este envite tenemos que lucharlo entre todos.

-La estrategia es la división: negociar con los países que Londres quiere para dejarles faenar dónde y las especies que les digan.

-Son muy hábiles negociadores, han venido con cantos de sirena. Que si favorecer a unos países como Dinamarca en detrimento de otros, ahora este periodo de transición pero pudiendo negociar con terceros países? No podemos caer en eso, tenemos al frente de la negociación a personas de gran valía como Michel Barnier. El divide y vencerás es algo de manual. Pero para nosotros es importante que quede claro que la repercusión para la pesca es muy evidente para los países del arco Atlántico. Hay una unidad clara de intereses.

-¿Y qué pasa con la PCP?

-Hay una preocupación de cómo se va a continuar la gestión de la Política Común de Pesca vinculada con la prohibición de descartes, gestión conjunta de stocks? Nos estamos jugando el futuro de la pesca en Galicia y tenemos que ir todos unidos. Debemos usar todo lo que tenemos a nuestro alcance para poner la pesca en un lugar preferente durante las negociaciones.

-¿Ve tranquilidad o preocupación en la flota? Tiene un punto de vista privilegiado de lo que piensan los armadores.

-Los intereses son bastante heterogéneos. Tenemos barcos de bandera española pescando en aguas inglesas, pero a su vez tenemos inversiones españolas en barcos faenando en esas mismas aguas con bandera francesa, alemana o irlandesa? A lo mejor no coinciden los intereses de todos. Y la realidad en el Atlántico Suroccidental no es la misma que en Gran Sol, y tampoco es la misma la del sector transformador que el conserva que el productor. En el caso de la flota son barcos diseñados para pescar ahí, con derechos históricos y consolidados, han hecho grandes inversiones. No se puede de la noche a la mañana de esa seguridad jurídica que había hasta ahora. Estos argumentos son los que, de manera reposada y tranquila, queremos transmitir a las altas instituciones para que vean de primera mano nuestra unidad de actuación, que vamos en serio y que sean perfectamente conscientes de que sería un impacto demoledor el que no pudiéramos continuar con el acceso a las aguas británicas y mantenimiento del actual statu quo.