La Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) registró desde el inicio del año la llegada de entre 160 y 170 animales a las playas gallegas, lo que biólogo como Alfredo López, del Cemma, denominan varamientos (tanto de ejemplares vivos como muertos). La cifra casi iguala a la alcanzada durante todo el año pasado, con 188 animales de diferentes especies atrapados en la costa gallega. El 80% de los que tuvieron dificultades para regresar al mar en 2016 fueron mamíferos marinos, entre los que destacan el delfín común, con 68 ejemplares, y el delfín mular o de nariz de botella, con 28, según los datos proporcionados por la Consellería de Medio Ambiente. El biólogo del Cemma indica que los varamientos del año pasado fueron inferiores a la media de los últimos diez años, que está en torno a los 256 animales. "En 2015 y 2016 las cifras fueron bajas, pero en 2014 se produjeron unos 330 varamientos", explica.

Un 8,5% de los 188 animales que llegaron a la costa gallega eran tortugas marinas. El Cemma localizó el año pasado 16 individuos de tres especies diferentes: la tortuga laúd, con nueve ejemplares, la boba, con cinco, y la bastarda, con dos. Además de tortugas y cetáceos, el 7 de octubre vecinos de la localidad coruñesa de Bares encontraron flotando en el agua de la playa una cría de calamar gigante de 105 kilos. Trece tintoreras o tiburones azules y un tiburón peregrino también quedaron atrapados en todo el litoral de Galicia en 2016, sobre todo en verano.

Alfredo López indica que las principales causas para que se produzca la llegada de los animales son el factor climatológico y la cantidad de cetáceos y otras especies que hay en el mar. "La mayoría son animales muertos que arrastra la corriente", explica, que concreta que la intensidad de los temporales es ahora mayor en enero y febrero, razón por la que hay más varamientos en estos dos meses (33 y 31, respectivamente). Además, la presencia de los animales en el mar influye en el número de ellos que puedan llegar hasta la costa, aunque el biólogo del Cemma lamenta que la falta de financiación para hacer un seguimiento de los movimientos que realizan en su hábitat natural desde 2011 provoque un desconocimiento sobre la situación real. La actividad pesquera también es un factor que interviene en los varamientos, pero no es una circunstancia tan determinante como las otras dos. Fuentes del Cemma concretan que el 14,4% de los animales que localizaron en la costa estaban vivos en el momento en el que fueron detectados. De estos, dos delfines de nariz de botella, dos delfines comunes y un delfín listado fueron reintroducidos al mar mientras que otros, como una cría de foca gris y una tortuga marina fueron liberados con éxito tras su recuperación. "Los que llegan vivos lo hacen por varias causas. Puede ser por un error de navegación o porque están enfermos", indica López.