El Gobierno de Reino Unido está dividido por el futuro de la pesca en sus aguas tras el Brexit. Los líderes de las distintas carteras tienen opiniones encontradas sobre qué proponer a la Unión Europea durante las negociaciones que habrá hasta 2019. Una situación que ejemplificaron la semana pasada el Canciller de Hacienda, Philip Hammond, y el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove. El primero apuesta por compartir las aguas del país con la UE para aprovecharlo durante los intercambios comerciales, mientras que el segundo valora permitir el acceso a sus caladeros a algunas flotas extranjeras pero bajo sus condiciones y control.

Gove, rival de la primera ministra Theresa May en su momento y uno de los más firmes defensores de la salida de Reino Unido de la UE, se enfrentó a Hammond, canciller -título que en el país lleva el encargado de los asuntos económicos y financieros- considerado de la facción blanda, al chocar los planteamientos de ambos sobre la pesca. Pese a que los armadores gallegos reclaman omitir "los cantos de sirena" que llegan desde las islas, la visible fractura en el Gobierno británico solo crea más dudas entre la flota de Gran Sol y Malvinas. "La incertidumbre es aún peor que conocer un inminente mal acuerdo, ya que nos impide prepararnos", señala el responsable de la patronal pesquera española (Cepesca) sobre el Brexit, Iván López.

Según recogió el periódico The Times, Hammond proclamó que la mejor opción para el país sería la de compartir sus aguas territoriales con la UE para utilizarlo como baza para otras negociaciones. La postura negaría a la industria pesquera británica las reformas prometidas antes de la votación del Brexit y se opone frontalmente con las aspiraciones de Gove, el responsable pesquero, que había anunciado que la flota extranjera no entraría en sus caladeros pero que a principios de este mes reconoció que en Reino Unido aspiran a repartir sus propias cuotas de pesca al mejor postor, algo que incendió a los medios y al sector de su país.

La industria gallega cree que la propuesta de Hammond se basa en utilizar la pesca "como parte del pago" de salida de la UE. Esto es: poner un precio al acceso de los pesqueros comunitarios a aguas británicas y deducirlo así del pago.

Mientras, fuentes de Cepesca opinan que la mejor situación sería mantener el actual estado de cosas, si se engloba tanto el acceso como la parte comercial. "Cualquier volantazo a la situación actual supondrá un fuerte impacto que requerirá de varios años de ajuste", asegura Iván López. El responsable del Brexit para Cepesca indica que urge "agilidad" a la Comisión Europea para adaptar en tiempo real la política pesquera de la UE27 para amortiguar el impacto y mantener la viabilidad de la Política Pesquera Común (PPC).

Bélgica

Tras la reunión que mantuvo Michael Gove con los pescadores daneses (y otros sectores) y la intención de la canciller alemana Angela Merkel de "presionar" por unas "condiciones justas" para sus pescadores, ahora es el turno de Bélgica.

Según recoge el medio Express, la industria pesquera del país organizada en torno a Rederscentrale tiene clara sus propuestas. "Tenemos unas exigencias claras para mantener ese acceso, mantener las cuotas y posibilidades de pesca como están ahora y vincular esto con el comercio que tenemos de productos pesqueros en lo que se a convertir un Reino Unido independiente", afirma el responsable de la organización, Emiel Brouckaert.