La asociación ecologista Sea Shepherd abordó a principios del mes pasado al palangrero Baz cuando pescaba en aguas de Santo Tomé y Príncipe. Ahora, la flota de palangre sopesa dejar el país por "inseguridad". El pesquero, al igual que otros cuatro buques, trabajaba allí bajo el acuerdo con la Unión Europea cuando fue sorprendido por el barco ecologista. Tras acercarse en lancha rápida, una docena de personas subieron a bordo a punta de pistola para controlar las capturas. "Fue un asalto y no hicieron nada", asegura el presidente la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu) -a la que pertenece el Baz-, Joaquín Cadilla.

Sea Shepherd anunció como una victoria la "operación" en la que abordaron el buque, donde solo encontraron una carga de tiburones tintorera y marrajo, dos especies que la flota puede capturar. La organización acusa al barco de realizar finning -cortar las aletas y tirar el resto del cuerpo-, práctica prohibida por la UE y que no realizó, según las imágenes de los ecologistas.

"En las fotos se ve que tienen las aletas adheridas al cuerpo", recalca Cadilla, que asegura que se trata de un " show", algo "mediático": "Subieron allí para hacer fotos". Sobre las denuncias de Sea Shepherd, el presidente de Orpagu indica que mandarán una propuesta de sanción pero que no irá a nada porque van a apelar. La gerente de Orpagu, Juana Parada, explica por su parte que informaron a la Comisión Europea y recuerda que el protocolo recoge que solo pueden subir dos personas para realizar la inspección.