No se va a proclamar una nueva república marítima, pero en ocasiones dan ganas de decirle al ICES que permita decidir al margen de sus dictámenes. Sobre todo cuando sus informes carecen de la solvencia necesaria y resultan contradictorios en relación a los que facilitan a diario los que están más en contacto con el medio marino y viven de la pesca.

El ICES, como ya es conocido sobradamente, propone una especie de ley seca para los pescadores de sardinas. O, si lo permite el lector, trata de crear una república sardinal a la que no tengan acceso aquellos que viven fundamentalmente de la captura de la señora Pilchardus, que es la reina (he ahí el juego) del Cantábrico y buena parte del océano Atlántico. Crear una república donde ya existe, debidamente constituida, una monarquía presidida históricamente por la estirpe Pilchardus.

El citado Instituto (ICES) no cuenta con el apoyo de los ciudadanos (en este caso todos pescadores), pero eleva a casi definitivo su planteamiento de, cuando menos, prohibir la captura de sardina en el Cantábrico y parte del Atlántico español y portugués porque, en su opinión -respetable pero no asumible- la especie se agota.

El sector rebate sin disimulos el planteamiento del órgano consultivo de la UE y no duda lo más mínimo al decir que desde hace muchos años nunca se ha visto tanta sardina en el caladero. Y ojo, es el ciudadano de esa teórica república sardinal el más interesado en el buen estado de la familia Pilchardus, a la que Dios dé larga vida.

¿Cuál es, entonces, la prioridad del ICES (CIEM): informar adecuadamente o hacer que las flotas sardineras española y portuguesa amarren definitivamente para mayor gloria de aquellos que van de conocedores profundos del estado de Su Majestad la Sardina? ¿Se quiere que perviva la pesca como sector o que la sardina se muera per se, sin necesidad de que la pesquen?

Acaso consideren que los pescadores tienen interés en mentir. Pero ¿de verdad se creen que esa supuesta mentira podría sostenerse si, en el fondo, no existiera la posibilidad de comprobar que efectivamente hay sardina para pingar o pan más allá del San Juan de 2018?

Déjense de zarandajas y escuchen las voces de la experiencia, que son las más necesitadas de decir la verdad porque solo con ella pueden seguir existiendo.