Presentada ya la propuesta del plan de gestión plurianual para la recuperación de la sardina ibérica, hay que observar con una cierta sorna el que se dice es un plan -elaborado un año más entre los Gobiernos de España y Portugal- que "defiende medidas que garanticen la pesca sostenible de la sardina ibérica y genere beneficios socioeconómicos".

Es una música que suena bien. Pero la letra de esta canción es más conocida que la de Matarile y se sabe que nunca ha servido para mejorar las condiciones de aquellos que pretenden vivir, un año sí y otro también, de lo que el mar les proporciona y que, en el caso de la sardina ibérica, es como un manantial cuyas aguas, cíclicamente, se reducen y hay que echar mano de los pozos de cada cual para poder seguir saliendo adelante.

Digan lo que digan los representantes de la Administración española y de las comunidades autónomas del Cantábrico y Andalucía, hay sardina en aguas ibéricas. Y lo digo con firmeza porque he tenido la oportunidad de ojear el resultado de un sonar y una sonda que, en las rías de Cariño y Muros, revelan sin tapujos de ningún tipo la abundante presencia de sardina. Hasta qué punto es así que los propios pescadores han manifestado que la sardina avistada es tan importante que hace muchos años "que no se ve por toda la costa cantábrica". La prueba es evidente observando esa imagen, cuyo autor me entregó como evidencia de que los pescadores no mienten cuando afirman que sí hay sardina y que la existente en el caladero Cantábrico Noroeste no es poca, ni mucho menos.

El arriba firmante, ante esta muestra irrefutable de la abundancia de la especie, se pregunta si objetivamente es necesario que España y Portugal se la jueguen ante una Comisión Europea que parece empeñada, con la colaboración necesaria de las comunidades autónomas españolas, más en destruir los restos de una que fue importante flota -de cerco y artes menores- que en dar salidas de viabilidad socioeconómica a un plan de gestión plurianual que se cae a trozos porque solo sirve para justificar lo injustificable.

Sónares y sondas de los barcos pesqueros españoles demuestran que hay sardina en aguas ibéricas y que esta es abundante hoy en día.

En esa imagen tienen la prueba. Que alguien diga.